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    Desertores cubanos se relajan jugando dominó

    Horas después de abandonar el equipo Cuba en la Serie del Caribe, Vladimir Gutiérrez y Dainer Moreira relajaban la tensión jugando dominó en su escondite.

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    Por:
    TUDN
    Publicado el 5 feb 15 - 02:00 PM CST. Actualizado el 13 jul 15 - 03:45 PM CDT.

    Si antes las medidas de seguridad en torno a la delegación cubana eran rigurosas, ahora son extremas.

    Imagen AFP
    Si antes las medidas de seguridad en torno a la delegación cubana eran rigurosas, ahora son extremas.

    Horas después de abandonar el equipo Cuba en la Serie del Caribe-2015 en Puerto Rico, Vladimir Gutiérrez y Dainer Moreira relajaban la tensión jugando dominó en su escondite, muy cerca del estadio donde otro 'desertor', Aroldis Chapman, estrechaba las manos de sus antiguos compañeros de equipo.

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    Gutiérrez, un prometedor pitcher de 19 años, y el torpedero Moreira, de 30 años, abandonaron el equipo Vegueros de Pinar del Rio la noche del martes, creando una situación difícil para la novena que dirige el mánager cubano Alfonso Urquiola.

    Si antes las medidas de seguridad en torno a la delegación cubana eran rigurosas, ahora son extremas.

    Ya no se puede ver a ningún atleta cubano vagando por el lobby del hotel donde se hospedan en San Juan, porque ese precisamente el coto de caza de los buscadores de talentos de Grandes Ligas y los cazafortunas de temporada.

    Para muchos de estos cazarrecompensas, llevarse a un pelotero cubano es como sacarse la lotería sin billete: Si el jugador es agradecido, recompensará la ayuda, y si no lo es, se le fuerza a recordarlo, incluso con amenaza para su vida, como sucedió con Yasiel Puig y los truchimanes que le ayudaron en su fuga desde Cuba.

    Poco después de su escape, Gutiérrez y Moreira estaban en algún lugar de Puerto Rico, "muy felices y hasta jugando dominó", según dijo al diario puertorriqueño El Nuevo Dia el artista plástico Williams Carmona, de origen cubano, quien ha servido como portavoz de los escapados.

    Según Carmona, los jugadores fueron recogidos la noche del martes por un auto en las cercanías del Doubletree Hotel de la avenida De Diego de Santurce, "rumbo a un lugar seguro".

    "Ellos están muy, muy bien. Perfectamente. Un poco asusta'os pero hasta jugando dominó están", dijo Carmona, quien en el pasado ha ayudado a otros de sus compatriotas a quedarse en territorio estadounidense.

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    Menos de 12 horas después de la escapada de Gutiérrez y Moreira, Aroldis Chapman, estelar cerrador de los Rojos de Cincinnati, estaba en las gradas del estadio Hiram Bithorn observando el partido del miércoles entre Cuba y Puerto Rico.

    Chapman viajó desde Miami a San Juan para ver a sus excompañeros. Fue su primer contacto con un equipo Cuba desde que le abandonó en un torneo en Holanda en 2009. Sentado detrás de la cueva de Pinar del Río, alentó a los Vegueros como uno más de los cientos de entusiastas parciales de Cuba en el estadio.

    "Me siento muy contento de estar aquí y ver a mis excompañeros. Hay una mezcla de emociones", confesó Chapman en un breve aparte con la AFP.

    El hombre que tiene el record del lanzamiento más rápido medido en Grandes Ligas (106,9 mph/172,04 kmh), cambiaría por un momento de uniforme con tal de tener de nuevo las cuatro letras de Cuba en su pecho.

    "No sé como explicartelo. Quisiera estar en el terreno, jugando con ese uniforme, pero también estoy muy contento de estar donde estoy", añadió.

    Pese a todo, dice entender perfectamente por qué desertaron Dayner Moreira y Vladimir Gutiérrez.

    "Cada cual tiene sus metas y sus pensamientos y cada cual decide lo que quiere hacer. Pienso que están buscando un mejor porvenir por ellos y sus familias", agregó.

    Chapman añora en que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se normalicen algún día, para poder regresar a su país sin ser acusado de traidor.

    "Sería un sueño volver a jugar en Cuba", afirma, mientras busca con la mirada a sus excompañeros en el terreno, algunos de los cuales se atreve a saludarlo, ignorando medidas de seguridad que son como curitas de mercurocromo para tapar una herida en el corazón.

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