Un resultado más esperado que deseado
Nadie más que el mismo José Manuel de la Torre sabe cuánto se ha sufrido para este resultado ante Costa de Marfil en Nueva Jersey, cuántas han sido las horas de angustia para comprobar que no había errores de fondo sino de ejecución, de actitudes que enderezan o tuercen un camino.
El mayor problema del seleccionado mexicano nunca fue el juego en sí, sino la manera de traducir sobre la cancha ese conocimiento que se tiene de lo que pretende el estratega nacional.
La falta de efectividad que demostraba el Tricolor, no era otra cosa que el producto de una falta de actitud que potenciaba la desconfianza y, tal cual un efecto dominó, iba minando la capacidad de hombres que necesitaban volver a creer en ellos mismos.
Anoche quedó demostrado que este equipo, más allá de los nuevos convocados, necesitaba un resurgir espiritual por sobre la demostración de la indiscutible calidad individual de sus futbolistas.
Cuando, como anoche en el Met Life Stadium de East Rutherford, la comunión entre hombres con buena disposición se hace presente, es fácil que la critica sea positiva y nos lleve a alabar las cualidades de jugadores como Ángel Reyna, Gio Dos Santos, Oribe Peralta y Christian Giménez, entrelazados con el resto de sus compañeros en una sintonía ganadora.
Este juego frente a los africanos, bien asumido y digerido, puede ser el renacer de ese fútbol que pretende el ‘Chepo’ de la Torre para México; lo han manifestado sobre el terreno los hombres que utilizó anoche, y servirá, además, para que los que no estuvieron, ‘despierten’ del letargo en el que se había sumido el Tri desde inicio del año y se pueda encarar lo que queda de eliminatoria con una mentalidad diametralmente opuesta a lo que en el 2013 nos había mostrado este mismo equipo.
Los colores son los mismos tras la categórica victoria frente a Costa de Marfil, por más que se hayan visto deslucidos hasta este partido, y lo bueno es esperar el resto de las eliminatorias de la región con el espíritu renovado camino a Brasil.