Un cuento de barras y estrellas
Era lo único posible visto lo que había, un resultado acorde de Estados Unidos frente a Panamá que le diera el pase al repechaje a la Selección de México, ya sea por empate o victoria, ante los canaleros, y extendiera las esperanzas del Tri a un doble partido con Nueva Zelanda en el Distrito Federal, primero, y luego en Wellington, para dilucidar quién acude a Brasil.
La fortuna estuvo esta vez de parte del conjunto de Víctor Manuel Vucetich, no en San José claro está, en donde México con nervios, sin claridad futbolística, y absolutamente desbordado por las circunstancias, dejó tremendas dudas de funcionamiento de juego, ante una Costa Rica que siempre fue más que su rival esta noche en el Estadio Nacional.
El análisis de lo sucedido en esta postrera jornada de ‘infarto’, no debe esperar mucho más, Vucetich deberá razonar que con una pareja de centrales que otorga tantas ventajas cuando el conjunto azteca no está en posesión de la pelota, y un mediocampo de extrema lentitud tanto en armado ofensivo, como de cobertura defensiva, su equipo queda desequilibrado en todas sus líneas.
El efecto dominó que causa el desajuste de México desde esa zona media hacia atrás, termina irremediablemente arrastrando a los hombres de ataque en una desesperación anímica que influye en su propuesta de juego.
México ha pasado al repechaje, y de verdad, no hay nada de lo que estar orgulloso; las palabras de Vucetich en la antesala al partido frente a los ‘Ticos’, deberá servir para hacer un examen de conciencia al fútbol azteca en general, y comprender que hoy, el equipo tricolor tiene mucha tarea por delante para volver a un nivel aceptable de demostración futbolística si pretende ser considerado favorito frente a Nueva Zelanda como candidato a clasificar al Mundial.
Por lo visto en sus presentaciones, desde inicio de temporada y ratificado en el Hexagonal Final de Concacaf, al hoy conjunto de Víctor Manuel Vucetich, le faltan varios hervores.