Lo que correspondía hacer…
Ni más ni menos; la Selección de México hizo lo que debía, lo que debió hacer desde la fase inicial de las eliminatorias de Concacaf, haber clasificado por trayectoria propia, y porque históricamente el equipo dirigido, en esta etapa de confusiones, por Miguel Herrera, tendría que haber estado con antelación a este triunfo ante Nueva Zelanda, en la amplia lista de invitados al Mundial de Brasil.
No tendríamos que juzgar esta victoria, ni este momento de satisfacción, como una hazaña, porque para nada lo fue desde la perspectiva de un colectivo que se precie de candidato a la obtención de las mejores gestas.
Siempre se dijo que este ‘impasse’ debería ser tomado como una circunstancia especial, y sólo vale le hecho de que se cumplió con el objetivo trazado bajo dichas circunstancias, a nadie llama la atención que se haya clasificado frente a los neozelandeses porque en cierta manera el global final de 9-3 habla por sí sólo.
A partir de aquí, queda un sin número de ecuaciones por cerrar en todo el estamento del fútbol mexicano, situaciones que tendrán que acudir al diván, y ser analizadas con un sentido de conveniencias para el balompié azteca aprovechando esta pasada experiencia.
El esfuerzo mancomunado de todo lo que ha rodeado al Tricolor en este repechaje, debe ser lo rescatable y, quizás, basados en ese trabajo conjunto, se debería hacer hincapié para iniciar las tareas de recuperación necesaria.
Se ha hecho lo que correspondía, menos hubiese sido improcedente por parte de un equipo que se siempre se ha jactado de protagonismo, al menos en el área de la Concacaf.