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    Equipos malditos I: ¿los Cubs o las cabras de Chicago?

    Iniciamos una serie de cinco equipos con maldiciones en el deporte con la más famosa de todas: la cabra Billy de los Chicago Cubs

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    En 1984 quisieron conjurarla al pasear una cabra en Wrigley Field.

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    En 1984 quisieron conjurarla al pasear una cabra en Wrigley Field.

    Por Ricardo Otero

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    “Porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.”

    Esa es la última línea de la novela Cien Años de Soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez. Si Macondo era la ciudad de los espejos (o espejismos), ¿qué tanto se puede parecer la maldición que recae en la ciudad de los vientos? Aquella que es casa de los Cubs, que ya tienen 108 años de sequía.

    OK, un poco menos de literatura: ya sabemos que los Chicago Cubs tienen más de un siglo sin un título de la MLB, y que finalmente conjuraron una maldición que va más allá de los deportivo, pero es mucho más que la divertida anécdota de la cabra, es toda una serie de infortunios que escapan de toda lógica.

    Vamos por el principio, especialmente para quienes no saben a qué me refiero: ¿de qué cabra estamos hablando?

    En 1945, los Cubs ya cumplían 37 años sin un título de las Mayores, incluidas seis derrotas en la Serie Mundial desde entonces. En aquel año llegaron nuevamente al Clásico de Otoño ante los Detroit Tigers, que recibieron en casa los primeros tres juegos. Chicago ganó dos de ellos y necesitaban sólo otro par de victorias para ganar su tercer título. En el juego 4, un aficionado de nombre William Sianis compró dos boletos para ver el partido, uno para él y otro para su peculiar mascota, una cabra llamada Billy. “La cabra Billy”. Los aficionados se quejaron por el mal olor del animal y fueron sacados del parque. Furioso, Sianis proclamó que los Cubs nunca volverían a ganar un título. Los Cubs perdieron en casa los juegos 4, 5 y 7.

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    La maldición de Sianis no ha sido sólo por el título de las Mayores: desde entonces, los Cubs ni siquiera habían ganado uno de la Liga Nacional, por lo que no habían vuelto a la Serie Mundial.

    Con el paso del tiempo, se hicieron rituales para tratar de conjurar la maldición, incluso con descendientes de Sianis y de la cabra misma. Nada funcionó. Y cuando se acercaban a la Serie Mundial, ocurrían cosas impensables, como el episodio de Steve Bartman.

    Pero antes de Bartman, en 1984, los Cubs invitaron a Sam Sianis, el sobrino de William y dueño del icónico bar de Chicago "Billy the Goat" (sobra decir por qué se llama así) a pasear con una cabra en el Opening Day de aquella campaña. El conjuro funcionó a medias: los Cubs llegaron por primera vez a postemporada desde 1945, pero cayeron 3-2 ante los San Diego Padres después de hacer ganado los primeros dos partidos.

    En la Serie de Campeonato de 2003, Chicago tenía ventaja de 3-2 sobre los Marlins, con los dos partidos por jugarse en su estadio, el Wrigley Field. En la octava entrada con un out, con ventaja en el compromiso de 3-0, un aficionado le arrebató la pelota al jardinero izquierdo Moises Alou y evitó el segundo out. Parecía algo inocente, pero el bateador Luis Castillo tuvo base por bolas. Y para no hacer el cuento muy largo, los Marlins anotaron ocho carreras en ese capítulo y se llevaron la victoria 8-3.

    Al día siguiente, los Marlins se llevaron la serie con una victoria de 9-6. Días después, se coronaron campeones al vencer 4-2 a los Yankees. Los Cubs se quedaron a sólo cinco outs de la Serie Mundial y el aficionado que le quitó la pelota a Alou, sí, Steve Bartman, hasta recibió amenazas de muerte.

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    Pero el conjuro acabó con una labor de pitcheo impecable de Kyle Hendricks, que no dejó margen para cualquier duda: los Cubs volvieron a ganar la Liga Nacional al vencer 4-2 a los Dodgers en la Serie de Campeonato. No hay manera de derrotar a un equipo que sólo te aceptó dos hits en nueve entradas. Ni con una maldición de 71 años.

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