Hace poco más de un mes el argentino Ángel Di María había quedado relegado al banquillo del París Saint-Germain, debido sobre todo a los problemas que tenía para adaptarse a las tácticas de su entrenador, el puntilloso Unai Emery, y a la feroz competencia del siempre cumplidor Lucas Moura y del entonces recién llegado alemán Julian Drexler.
El renacer en la carrera de Ángel di María
El argentino vive un extraordinario momento en su carrera tras el fuerte declive que vivió tras su salida del Real Madrid.
Pero en el partido que el martes enfrentó al PSG con el Barça, Di María, con una actuación soberbia y dos golazos, se erigió en el protagonista y pieza clave de la sonora goleada que su equipo le endosó a los azulgrana (4-0). Lo hizo, además, el día de su 29 cumpleaños.
El PSG borró del campo a un Barcelona que lo había martirizado durante los últimos años en las rondas de eliminación directa de la Liga de Campeones. Y uno de los culpables de esta metamorfosis fue el menudo atacante argentino que, además de comandar la transformación de su equipo, protagonizó la propia.
Si antes del duelo del martes había dudas sobre su orden en las prioridades para ocupar el carril izquierdo de los parisinos, al terminar el mismo el escenario era bien distinto. Ángel se había revalorizado.
En la primera parte, abrió la lata con un gol de falta que clavó en el suelo al arquero alemán Marc-André Ter Stegen. En la segunda terminó de sepultar al Barça con un preciso disparo que puso en la escuadra con el interior de la bota y desde fuera del área.
"Ha sido un día muy especial. Es imposible mejorar un partido tan bueno y tu cumpleaños en la misma fecha. Nos lo merecíamos", dijo el jugador al terminar el encuentro.
"Hemos controlado el encuentro durante 90 minutos y no es fácil hacerlo cuando delante tienes a Luis Suárez, Neymar y Leo Messi", abundó.
El PSG se sobrepuso a todo, a la irregular campaña que venían protagonizando este año y a la estadística tanto del equipo (que había caído eliminado frente al Barça dos veces en las últimas cuatro temporadas) como del entrenador (que hasta el martes solo se había impuesto a los blaugrana una vez en 23 encuentros).
Los directivos del club le habían dicho a Emery que este año el PSG debía alcanzar, como mínimo, las semifinales de la Champions, algo que pareció imposible cuando el bombo les emparejó con los de Leo Messi a las primeras de cambio.