México

    Cámara Húngara | El grupo de México en Rusia es…fácil

    Desde tiempos inmemoriales, el pesimismo de los aficionados mexicanos ha sido grande cuando el Tri llega a un Mundial; los resultados al final, son positivos.

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    Por:
    León Krauze.


    Imagen Mexsport

    Cada cuatro años, en las semanas previas a una Copa del Mundo, algunos aficionados mexicanos celebran una tradición muy suya: se regodean en un inagotable pesimismo. A pesar de que México ha calificado a la segunda ronda de todos los Mundiales en los que ha participado desde 1986 – algo que no pueden decir, por ejemplo, Argentina, Italia o Francia -, los pesimistas insisten en que la Selección Nacional en turno ahora sí se quedará en la fase de grupos.

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    Hace cuatro años, el miedo era Brasil, predestinado, decían algunos “expertos” que conozco, a ganar el torneo caminando. México le sacó el empate en primera ronda y los brasileños, supuestos iluminados, cayeron en semifinales en la peor derrota que ha sufrido un equipo sede en el futbol moderno. Así pasa con los pronósticos.

    En el 2018, nuestros pesimistas se justifican citando la fortaleza alemana y la supuesta dificultad del grupo en el que participará el equipo de Osorio en Rusia. Lo de Alemania podrá ser cierto (aunque los partidos primero hay que jugarlos, como bien aprendió Brasil hace cuatro años), pero la mentada complejidad del sector mundialista es una falacia: comparado con casi todos los otros grupos en los que ha jugado México, el de Rusia está cerca de ser el más fácil de los mundiales desde el ’94.

    Veamos.

    En Estados Unidos, hace ya 23 años (¡!), México enfrentó a Italia, Irlanda y Noruega, tres equipos europeos de extraordinario nivel. Los italianos llegaban a Estados Unidos como uno de los favoritos después de haber conquistado el primer lugar de su grupo en la eliminatoria mundialista con solo una derrota. Noruega era un equipazo, el mejor de la historia del país y uno de los mejores que ha dado Escandinavia desde entonces, con la posible excepción de Suecia en el mismo Mundial y en el 2002. La generación dorada noruega también ganó su grupo eliminatorio, dando cátedra y espectáculo (era un equipo que combinaba de maravilla el toque con el juego aéreo). Irlanda no era ningún flan: calificó a Estados Unidos en segundo lugar, solo un punto detrás de España. ¿Resultado? México calificó en primer lugar de grupo y avanzó a octavos.

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    Cuatro años después, en Francia, México jugó contra Holanda, Bélgica y Corea. Los holandeses y los belgas eran dos equipos enormes, que calificaron en primero y segundo lugar del mismo grupo eliminatorio. Los coreanos llegaron a Francia después de haberse llevado fácilmente su propio grupo en Asia. Era, pues, un sector durísimo. México quedó en segundo y avanzó.

    En el 2002, México enfrentó el que era, en teoría, un grupo terrible. Italia llegó invicto en la eliminatoria europea, lo mismo que Croacia, que había sido tercer lugar en Francia. Eran, sobra decirlo, dos equipos tremendos. Ecuador completaba el grupo. El equipo ecuatoriano del 2002 era notable también, después de haber terminado la eliminatoria sudamericana en segundo lugar, solo debajo de Argentina. ¿Y qué hizo México en ese grupo de la muerte? Lo ganó de manera brillante. En el último partido, Italia terminó pidiendo la hora.

    En el 2010 y el 2014 México enfrentó grupos complicados, jugando en ambos torneos contra el país sede. A pesar de su mediocridad objetiva como equipo de futbol, Sudáfrica fue un durísimo rival en el partido inaugural. Francia, que venía de ser subcampeón del mundo, no tuvo su mejor Mundial, pero tampoco era fácil. ¿Y Uruguay? Bueno, Uruguay jugó su mejor Mundial en setenta años. En el 2014, México peleó contra Brasil, Croacia y Camerún. Habrá quien diga que este era un grupo más fácil que el de Rusia, pero no me lo parece. Los croatas de hace cuatro años eran mejores que los suecos de hoy, por ejemplo. En ambos mundiales, México avanzó a octavos.

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    Dejé el mundial de Alemania 2006 al final porque me parece que aquel grupo es, ese sí, más sencillo en comparación con el que enfrentará el equipo de Juan Carlos Osorio dentro de unas semanas. Portugal llegó al Mundial como segundo de su grupo eliminatorio, lo mismo que el equipo iraní. Angola, sin embargo, había encabezado su grupo en África, por encima de Nigeria, pero resultó ser un rival bastante mediocre. Aun así, el grupo no era la gran cosa y México debió haber quedado en primer lugar. Al final terminó en segundo y perdió en octavos con la Argentina de Maxi Rodríguez.

    Esa es la realidad. El grupo de Rusia lo encabeza Alemania, el campeón del mundo y favorito para repetir. Ganarle será tan difícil como vencer a Brasil hace cuatro años, quizá más. Pero Suecia llegó solo después de jugar el repechaje y Corea quedó en segundo lugar de su grupo en Asia, debajo de Irán. Los suecos no son más que los noruegos hace un cuarto de siglo, los belgas en Francia o los croatas en Japón o Brasil. Corea tampoco impresiona. Lo cierto, para información de los pesimistas, es que México debe respetar la historia y avanzar a los octavos de final. Esa es, incluso, la obligación mínima para el equipo nacional: no hay pretextos, ni el grupo, ni Alemania, ni nada. Ya lo que ocurra en el cuarto partido contra Brasil es, me temo, otra historia.


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