El jugador ecuatoriano murió tras un atentado de dos sicarios que se movilizaban en motocicletas a plena luz del día.
Los hechos se dieron durante el juego de despedida a José Pedro Fuenzalida, Milovan Mirosevic y Cristián Álvarez.
El delantero marcó un auténtico golazo en la derrota de la Universidad Católica y mostró su felicidad tras volver a perforar las redes.