Artes Marciales Mixtas

    La 'oreja de coliflor', el invitado omnipresente del octágono

    Para el ojo del aficionado, la deformidad en las orejas de los peleadores puede parecer grotesca. Para los guerreros del ring se trata de un rito de paso en sus carreras.

    whatsappLogoOutline
    facebookLogoOutline
    twitterLogoOutline
    envelopeOutline

    Por:
    Juan Regis.
    Publicado el 21 sept 18 - 02:17 PM CDT. Actualizado el 22 sept 18 - 08:22 PM CDT.

    La deformidad en las orejas de los peleadores de artes marciales mixtas es predominante, notoria y bastante común.
    Khabib Nurmagomedov (izquierda) y Connor McGregor (derecha) evidencian las consecuencias de su camino en la UFC.
    McGregor y su oreja de coliflor, con la que ha recorrido el mundo siendo la cara de UFC gracias a sus victorias y excentricidades.
    Nurmagomedov buscará dar el golpe el próximo 6 de octubre en UFC 229 contra McGregor.
    Una leyenda de las MMA, Randy Couture, claramente no escapó a los efectos de la oreja de coliflor.
    El cartílago muerto del brasileño BJ Penn expuesto durant una pelea de UFC.
    Frankie Edgar, del peso mediano, muestra esta particular deformidad conocida como 
<i>hematoma auris.</i>
    Aunque en menor medida, las mujeres también sufren de esta lesión, como el caso de Leslie Smith.
    Ronda Rousey, recordada campeona de UFC, hoy en la lucha libre de WWE tampoco se salvó y tiene su oreja de coliflor.
    Brock Lesnar, también en WWE actualmente, tiene la consecuencia en sus orejas de sus años de combate en la UFC.
    Alexander Gustafsson y su cicatriz de combate, la oreja de coliflor que para los peleadores también es motivo de orgullo.
    El caso más recordado, el de James Thompson con una oreja totalmente deforme tras sus años de peleas en la UFC.

    1 / 12
    Imagen Getty Images.
    La deformidad en las orejas de los peleadores de artes marciales mixtas es predominante, notoria y bastante común.

    En el canto XIX de la Odisea, Ulises, el gran protagonista de la obra, es reconocido por su nodriza a su regreso a Ítaca, su hogar —tras sortear peligros provocados por la ira de los dioses tras conquistar Troya— gracias a la cicatriz que el héroe griego tiene en el muslo; cicatriz que, como bien cuenta Homero con gran maestría, encierra la historia del accidente que el joven Ulises sufrió al intentar cazar un jabalí.

    Publicidad

    De la misma forma, la cicatriz que los peleadores de artes marciales mixtas, y otros deportes de contacto como el rugby, presentan en las orejas, también conocida en el nicho como 'oreja de coliflor', encierra una y mil historias: victorias, derrotas, debuts no deseados, debuts de ensueño, largas sesiones de entrenamiento, sacrificios.

    A esta peculiar deformidad se le conoce como hematoma auris en la jerga de la medicina. Se produce por un coágulo de sangre que se genera tras recibir un fuerte impacto en dicha zona. Cuando los impactos son repetitvos, como es el caso de las MMA, el cartílago se desprende del tejido, el cual se ocupa de transportar los nutrientes.


    Sin nutrientes, el cartílago muere y, paradójicamente, da vida a una cicatriz irreversible con forma de coliflor.

    Para evitar que el cartílago palidezca se puede drenar el exceso de sangre y vendar la zona afectada para que el cartílago y el tejido se reconstruyan. Sin embargo, para la gran mayoría de los peleadores, evitar la deformidad significaría una suerte de negación de sí mismos o una forma de olvidar todo ello por lo que han luchado, literalmente.

    La 'oreja de coliflor' es una marca de orgullo, experiencia, valentía, miedo y pasión. Vivencias encarnadas que cuentan historias de todo tipo dentro y fuera del octágono. Es, pues, un rito de paso para todo peleador que dedica su vida a uno de los trabajos más rudos que existe: dar y recibir golpes.

    En alianza con
    civicScienceLogo