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    La Tinta Indiscreta | Si gana el Madrid, el fútbol pierde

    El Liverpool no es un club, es una idea, un histórico conformado por jugadores que aman su camiseta y lo que esta representa. A diferencia del Madrid, ahí no manda el dinero.

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    Por:
    Santiago Cordera.

    Los delanteros del Liverpool no tendrán problema en la final de Champions.

    Imagen Getty Images
    Los delanteros del Liverpool no tendrán problema en la final de Champions.

    En un mundo en donde el dinero se ha convertido en el principal vehículo para ganar títulos, el Real Madrid debería perder la final de Champions. La misión del Liverpool es desmentir la teoría de los ricos y demostrar que el futbol del siglo XXI no solo se rige por la economía, sino también por el orgullo que siente un grupo de futbolistas por su camiseta.

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    Eso es Klopp. Eso es el Liverpool. Un equipo que tiene dinero para poder competir contra los grandes, pero que no podría hacerlo sin que todos sus jugadores estuvieran convencidos de que la camiseta que defienden ha sido defendida durante décadas por verdaderos obreros dispuestos a dar la vida por su club.

    El Liverpool no es un club, es una idea, como diría V, el personaje de la película de V de Vendetta inspirada en Guy Fawkes, el conspirador inglés que quiso volar la Cámara de los Lores en Londres para matar al rey Jacobo I y así acabar con la persecución religiosa contra los católicos, las ideas son más poderosas que los hombres, los hombres mueren, a los hombres los matan, a los hombres los olvidan, pero las ideas no mueren, las ideas nunca se olvidan, mil años después, una idea puede cambiar al mundo.

    Todos hemos visto el poder de las ideas, hemos visto defenderlas hasta la muerte, y el Liverpool es así, sus jugadores dan la vida por su camiseta, sienten su historia, aman su orgullo, creen en sus valores, y así es Klopp, y así es Salah, así son sus aficionados, el Liverpool está jugando así no por mera coincidencia, está jugando así porque sabe que la idea de ser campeón está más cerca que nunca, que está cerca de la orilla, que está cerca de darle vida al futbol y regresarle esos valores originales por los que fue concebido, esos valores que el dinero, poco a poco, está matando. El futbol de antes estaba sujeto solo a los sentimientos, y no como ahora que también está sujeto a los intereses económicos y comerciales. No se necesitaba un órgano rector que pusiera una regla como la del fair play para que se respetaran los valores del futbol, porque en la cancha se podía entrar duro, se podía lesionar a un jugador sin la intención de hacerlo, podía ser una guerra deportiva, pero no había mentiras, no se fingían penaltis, no se trataba de ganar por ganar, no se trataba de ganar por una prima económica, no existía la posibilidad de pensar en comprar un partido, mucho menos se podía ganar un título a partir del dinero.

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    Se ganaban títulos defendiendo colores y camisetas. Se ganaban títulos creyendo en los valores de un club. Se ganaban títulos sudando en el campo. Se conquistaban estadios con emociones. Y no es que en el futbol moderno ya no existan estos valores y todo sea dinero. No. Afortunadamente todavía existen, pero se están extinguiendo, están en la sala de un hospital, en un quirófano jugándose la vida.

    El Madrid debe perder esta final, pero debe perderla porque el Liverpool debe ganarla, debe ganarla demostrando que es más que un club, que es una idea y que las ideas no mueren. Debe ganar y demostrar que en el mundo de las grandes potencias históricas y económicas como es el Madrid, las sorpresas no han muerto, ni tampoco ha muerto la capacidad de asombro. El futbol de vez en cuando debe alimentarse de las historias inverosímiles, ahí está la hazaña del Leicester, ahí está Islandia y Gales, ahí está el Hueca, y ahí también debe estar el Liverpool. Hay que decirlo claramente, el Madrid no solo es dinero. Es historia, es orgullo, es perfección, es grandeza, pero no es epopeya, no es proeza, no es extrañeza, no es desconcierto, no es conmoción, no es sorpresa, no es hazaña, no es como el Liverpool, una idea que puede darle amor al futbol.

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