El fundador de Football Leaks al menos puede presumir que él no pasó siete años enclaustrado en una embajada, como el fundador de Wikileaks, antes de ser apresado y pasar su primera noche en una cárcel extranjera.De 30 años, el hacker portugués Rui Pinto no cometió las mismas equivocaciones que Julian Assange y prefirió guardar el anonimato mientras filtraba al semanario alemán Der Spiegel los contratos de cracks mundiales como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo.Mientras Assange prestó su rostro para Wikileaks, Pinto se ocultó tras Football Leaks.Por ello, el drama de Assange se prolongó tanto tiempo como asilado político en territorio ecuatoriano defendiéndose del gobierno de Estados Unidos. En contraste, Pinto colaboró desde las sombras con el periodista alemán Rafael Buschmann para ventilar lo fétido del futbol.En 2015, cuando Assange cumplía tres años de enclaustramiento, Football Leaks dio su golpe contra su primera víctima: el club holandés Twente Enschede.Pinto hackeó sus servidores y publicó evidencias de una práctica ahora ilegal conocida como “propiedad por un tercero”. Consiste en la compra de fichas de futbolistas hecha no por clubes de futbol, sino por sociedades mercantiles cuyos propósitos pueden ser tan variados como levantar fachadas para lavar dinero.De modo que el hacker más famoso de la historia del futbol se lanzó en contra de los equipos grandes de Portugal como el Porto o el Benfica. Hacia 2016 ya filtraba contratos al pormayor, tanto en sitios caseros de WordPress como en Der Spiegel: desde el del mexicano Héctor Herrera hasta el del colombiano Radamel Falcao.Según Buschmann, Pinto prefería reunirse con él ocasionalmente en sitios aleatorios de Europa oriental. A principios de este año fue capturado en Hungría bajo pedido de extradición del gobierno portugués que lo acusa de chantaje y extorsión. Pinto alega que su tarea fue exhibir la corrupción.Pese a que Wikileaks alcanzó primeras planas en diarios como "The New York Times" o "The Guardian", Football Leaks podría tener una vida más larga ya que ha exhibido los nuevos modos de fraude fiscal por parte de las estrellas de equipos como el Real Madrid o el Barcelona: ingresando más dinero por derechos de imagen que por salarios.Tanto Assange como Pinto tienen duras batallas legales por delante suyo porque desnudaron intereses económicos muy poderosos. Sin embargo, la batalla más dura será demostrar que hackearon información privada por motivos de interés público, y no de mero beneficio personal.