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    Geo González | La creciente batalla del tenis femenil

    En los últimos 15 años el Australian Open ha tenido 10 campeonas diferentes, el varonil solo 4.

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    Por:
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    La primera medalla en Juegos Olímpicos para el deporte femenil fue en tenis. La ganó Charlotte Cooper, una británica que venció y dominó Wimbledon y que no pudo jugar el Abierto de Australia porque para cuando el Abierto permitió jugar a mujeres, Charlotte tenia cincuenta y dos años y se había retirado a los cincuenta.

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    En 1922, quince años después de que se iniciara jugando solo en la rama varonil, el campeonato de Australia abrió las puertas al tenis femenil. Veinte de los primeros veintidós campeonatos fueron ganados por australianas, donde destaca Esna Boyd, quien llegó a la final siete veces seguidas y solo ganó una. Dafne Akhurst que llegó cinco y las cinco ganó, Nancy Wynne ocho veces ganó cinco.

    Pero la época del tenis femenino en Australia fue marcada sin duda en los 60 con Margarett Court, que en 14 años llegó a 12 finales ganando 11, 7 de ellas de manera seguida. Ganó cuatro al hilo en donde derrotó a Jan Lehane, la primera mujer en usar el revés a dos manos.

    A mediados de los 70 otra australiana tomó el mando: Evonne Goolagong ganándole a Margaret Court, Navratilova y Chris Evert. ¡Ahí nomás!

    Para inicios de los 80 Martina Navratilova y Chris Evert se repartían títulos y finales. A mediados de los 80 Steffy Graf se incorpora al grupo, a principios de los 90 llegó Mónica Seles al reparto de finales y títulos para que a finales de los 90 y principios del 2000, Martina Hingis apareciera seis veces seguidas en la final ganando tres.

    En 2003, por primera vez el Abierto de Australia veía enfrentarse en una final a las hermanas Williams y en uno de los mejores partidos de finales que han dado estas dos enormes tenistas, Serena le ganó a Venus en tres sets.

    Al año siguiente, dos jugadores de Belgica, Henin y Klijsters se enfrentaban en un partido de alarido ganado por Justin. Luego aparecieron Sharapova, Azarenka, Mouresmó y Na Li, siendo el o la primera tenista en la historia en ganar un Grand Slam para China.

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    Siguieron Angelique Kerber, la primera y única alemana después de Steffy en ganarlo, y Caroline Wosniaki, dando a Dinamarca el primer Grand Slam en la historia del tenis femenil o varonil.

    El tenis femenil en Australia nunca ha desmerecido. Ha tenido historias entrañables como cuando repitieron las Williams en una final en el 2017, cuando Venus perdió ante su hermana menor Serena y su sobrina Olimpia, que venía en camino.

    Kim Clijsters ganándolo después de ser mamá. Na Li agradeciendo a su esposo por irse a dormir a otro cuarto ya que sus ronquidos no la dejaban descansar y en premio lo hacía un hombre famoso en China.

    Hubo momentos polémicos como cuando Azarenka, después de verse dominada, tomaba más de 10 minutos por lesiones para regresar y ganar el partido a Stephens y Na Li.

    También estuvo aquella vez que Justin Henin le robó el momento de gloria y festejo a Mouresmo retirándose por malestar estomacal y faltando 3 juegos para terminar.

    En los últimos 15 años el Australian Open ha tenido 10 campeonas diferentes, el varonil solo 4. Ellas han sido de nueve países distintos: Rusia, Bielorrusia, Japón, Alemania, Dinamarca, Estados Unidos, China, Bélgica y Francia. En hombres en los mismos últimos años lo han ganado solo Serbia, España y Suiza.

    Hay quien dice que el tenis femenil ha bajado la calidad, pero hay quienes sostenemos que, más bien, el tenis femenil ha logrado incrementar y emparejar el nivel a tal grado que cualquiera del top 20 puede aspirar a ganar un Grand Slam.

    Y en este 2021 pudiera otra australiana ser campeona en casa, Ashleigh Barty, la número uno del mundo.


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