Argentina

    Kempes: "No jugué para la dictadura sino para que Argentina fuera campeón"

    El exfutbolista fue claro al explicar que sus goles y actuaciones no estuvieron ligados a los crímenes militares de la dictadura argentina.

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    Por:
    TUDN

    Argentina's Mario Kempes, right, scores the third goal for his team during the Football World Cup third round match between Argentina and Peru in Rosario, Argentina on June 21, 1978. Peru's Alfredo Quesada, second left, attempts to stop the shot. Argentina defeated Peru 6-0. (AP Photo)

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    Argentina's Mario Kempes, right, scores the third goal for his team during the Football World Cup third round match between Argentina and Peru in Rosario, Argentina on June 21, 1978. Peru's Alfredo Quesada, second left, attempts to stop the shot. Argentina defeated Peru 6-0. (AP Photo)

    El exfutbolista Mario Kempes negó haber tapado con sus goles los crímenes de la dictadura en el Mundial Argentina-1978 y aseguró que su único objetivo era que la Albiceleste saliera campeón.

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    "Yo dije que mis goles no eran para (el exdictador Jorge) Videla, sino para la Selección. Nunca jugamos para los militares en el poder", declaró Kempes, 63 años, en una entrevista del diario Página/12.

    El atacante y goleador del Mundial del 1978 que se disputó en plena dictadura (1976-1983), viene de editar "El Matador, mi autobiografía".

    Aseguró que no fue la intención de los jugadores que "el deporte tapara lo que se estaba viviendo" en el país, al subrayar que "no teníamos ni idea de la gravedad de lo que estaba pasando".

    Lionel Messi marcó tres goles en el triunfo 1-3 que significó la clasificación de Argentina en la última fecha en las eliminatorias de Conmebol con miras al Mundial de Rusia 2018.
    Messi llegó con una deuda y como la gran esperanza de su país para lograr una victoria en una plaza complicada de visitante.
    Sin embargo, los ecuatorianos pusieron las cosas muy complicadas al ponerse arriba en el marcador en el primer minuto.
    Ibarra puso a celebrar a un equipo local, que ya estaba sin posibilidades de llegar al Mundial.
    Allí apareció la magia de Lionel Messi para empatar muy temprano el juego a los 11 minutos.
    Messi se convirtió en la inspiración de sus compañeros para acercarse al triunfo para llegar a la clasificación.
    Messi le dio la emoción a sus compañeros con una pared genial que finalizó con gol al minuto 18.
    El héroe vestido con el '10' le daba la remontada para la clasificación directa a Rusia.
    La unión de Argentina alrededor de Messi sirvió para que la ilusión estuviera viva.
    El crack le dio el tercer gol de la absoluta tranquilidad a su equipo en el segundo tiempo.
    Al minuto 17 del segundo tiempo, la estrella del Barcelona puso el 1-3 en Quito.
    Argentina no ganaba en Quito desde las eliminatorias de Corea y Japón en 2002 y ahora llegó la victoria en el momento más oportuno.
    Con un ídolo que parece de otro planeta como Lionel Messi, Argentina llegó al Mundial para darle brillo con sus estrellas a Rusia 2018.

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    Imagen Getty Images
    Lionel Messi marcó tres goles en el triunfo 1-3 que significó la clasificación de Argentina en la última fecha en las eliminatorias de Conmebol con miras al Mundial de Rusia 2018.

    Ahora lamenta que la gloria deportiva se haya manchado con el trasfondo del régimen dictatorial, que dejó 30.000 desaparecidos en Argentina, según los organismos humanitarios.

    "Esto manchó nuestro buen hacer. Es una mochila que cargaremos toda la vida. Pero después de llevarla 40 años, creo que ya fue suficiente", dijo.

    El exfutbolista, que en aquellos años jugaba en el Valencia de España, insistió en que "lo que hacíamos dentro de la cancha no era para que los militares sacaran pañuelitos y festejaran. Era para que Argentina consiguiera el título de campeón del mundo que nunca había logrado, a pesar de tener muy buenas selecciones y los mejores jugadores".

    Tras lograr el título en 1978, la selección argentina obtuvo su segundo campeonato mundial en México-1986, con el astro Diego Maradona en la cancha.

    En menos de 20 años, Alemania entendió la necesidad de cambiar puntos de su estilo, de renovarse y de arriesgarse para alcanzar lo más alto sin pensar solamente en los resultados. Un camino largo y a veces triste, pero con una gran meta.
    El Mundial de Francia 98 marcó el final de una era, luego de ser tres veces finalistas y una vez campeones en 1990. El triunfo de Croacia 3-0 en los cuartos de final cayó como un golpe frontal para Alemania.
    Figuras como Jurgen Klinsmann se despidieron del equipo, mientras que Alemania se cuestionaba sobre su actualidad y futuro, tras su segunda eliminación contra un equipo en el papel menos fuerte (en Estados Unidos 94 perdió contra Bulgaria).
    La decepción de los alemanes se convirtió en la cara más común al ver como ese balompie se estancaba.
    En 1999, la Copa Confederaciones fue un nuevo campanazo para Alemania, que con un estilo cada vez más en desuso y muchas caras nuevas quedó eliminado en primera fase.
    Los nuevos talentos que llegaron a México para ese certamen estuvieron muy lejos del nivel deseado y en tres partidos apenas obtuvieron un triunfo y dos derrotas.
    A pesar de que se vieron nuevas caras como Michael Ballack, la impotencia de los alemanes y su prematura eliminación dejaron ver a un equipo en su peor momento.
    La vergüenza se replicó en la Eurocopa del 2000, en donde cayeron eliminados en la primera ronda. Este fue el último torneo de Lothar Mattheus con Alemania.
    Los fanáticos alemanes perdieron la fe en su selección y la necesidad de un cambio se hizo inminente.
    El cuerpo técnico de ese equipo quedó relegado y llegó a la direccion técnica Rudi Voeller, jugador talentoso de Alemania campeón en 1990.
    Las caras nuevas como Michael Ballack asumieron el liderazgo de una selección que se mantuvo poderosa gracias a su talla, pero que le imprimió toque a su fútbol. Fue una transformación que mezcló sangre joven y jugadores veteranos.
    Alemania fue finalista en Corea y Japón en 2002, pero perdió contra el Brasil de Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo, un equipo memorable en los últimos años.
    A pesar de la frustración, Alemania demostró que sin temerle al cambio se podían alcanzar logros importantes, en un proceso que se debía respetar.
    El pueblo alemán apoyó a su selección a pesar de la derrota y le mostró su apoyo. La unidad es uno de los grandes ejemplos de este país para enfocarse a sus triunfos.
    Las caras jóvenes, mezcladas con jugadores experimentados, fueron consolidando el estilo de Alemania. Poderosa como es su tradición, pero con buen fútbol, esta selección europea buscó darle un título mundial a su gente en el evento de 2006.
    Con Jurgen Klinsmann como técnico y Joaquim Low como asistente, Alemania fue local en 2006 y consolidó un proceso de trabajo que venía desde el 2000.
    Alemania fue sorprendida en la semifinal por Italia, que fue campeón en 2006. En medio de una nueva decepción, el equipo teutón fue tercero en el Mundial y logró sus segundo podio consecutivo.
    Los alemanes reconocieron el esfuerzo de su selección. Aunque están acostumbrados a títulos y a una historia de gloria, los fanáticos entienden que son una fuerza poderosa para impulsar a su equipo. Klinsmann dejó la dirección técnica del equipo.
    Los directivos quisieron darle una continuidad al proceso y el asistente de Klinsmann asumió la dirección en 2006 tras el Mundial. Entender el estilo actual y darle un toque propio, que se ajuste a sus jugadores, fue clave para que aún esté vigente.
    En 2008, Alemania fue finalista de la Eurocopa pero perdió contra España. Lo que en un resultado parece otro fracaso, fue un nuevo aprendizaje para los más jóvenes.
    Los alemanes reconocieron a los jugadores de su selección en medio del segundo lugar de la Eurocopa: de una eliminación hace ocho años a un subtítulo hubo cambios de caras y de estilo que los fanáticos valoraron.
    Sudáfrica 2010 mostró a una versión de Alemania favorita para ser campeona del mundo: rápida, eficaz, compacta, organizada y con un proceso muy valioso.
    El golpe de autoridad de Alemania llegó con la goleada 4-0 en los cuartos de final contra Argentina. Una generación de jóvenes aún le dieron un baile al equipo de Diego Maradona.
    La semifinal tuvo otro nuevo golpe tras el triunfo de España 1-0 con gol de Carles Puyol. La tercera semifinal de los teutones les dio un nuevo aprendizaje tras caer de nuevo contra el que fue el campeón del mundo de esa edición en 2010.
    Con la experiencia de los jóvenes y otros más veteranos, Alemania demostró en 2014 que los procesos generan frutos, a pesar de que en medio de ellos haya derrotas. Este equipo fue contundente.
    Alemania fue una máquina impresionante, que incluso se dio el lujo de golear 7-1 al local Brasil y poner a Miroslav Klose con 16 goles como el máximo goleador en la historia de los mundiales.
    En la final, el equipo alemán controló al mejor jugador del mundo, Lionel Messi, para imponerse sobre Argentina 1-0 en la final de Brasil 2014.
    El punto más alto del proceso llegó con el título de campeón de Brasil 2014, volviendo a alzar el trofeo como el mejor del mundo luego de 24 años de espera, sequías y tristezas en medio de ese camino.
    El técnico Joaquim Low, quien lidera el proceso hace 11 años y que está en el mismo hace 15 años, entendió la necesidad de renovación y decidió arriesgarse al llevar un equipo joven, sin veteranos, a la Copa Confederaciones.
    La denominada 'Baby Alemania' apenas tuvo a tres jugadores jóvenes de los que estuvieron en el título de Brasil 2014 y apostó a un equipo que se caracterizó por su unión y por tener el respaldo de los directivos y de la afición.
    Alemania, que tenía supuestamente un equipo B, le dio un ejemplo al mundo con su título en la Copa Confederaciones, en medio de una transformación de la vergüenza y los fracasos a la credibilidad en los procesos de cambio que ahora lo tienen en lo más alto y con la promesa no solo de estos jóvenes sino de los subcampeones de los Olímpicos y los campeones europeos Sub-21.

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    En menos de 20 años, Alemania entendió la necesidad de cambiar puntos de su estilo, de renovarse y de arriesgarse para alcanzar lo más alto sin pensar solamente en los resultados. Un camino largo y a veces triste, pero con una gran meta.

    Según Kempes, el equipo dirigido por César Luis Menotti no defendía "intereses ni valores que no fueran los del deporte".

    Sobre el polémico 6-0 a Perú que le dio a Argentina el pase a la final del Mundial 1978, el 'Matador' rechazó las sospechas sobre la legitimidad del triunfo albiceleste.

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    Kempes dijo que ese día el equipo salió "con más ganas que las habituales" a disputar el partido, ya que tenía "la cabeza puesta en estar en la final, queríamos la gloria deportiva", sostuvo.

    "Se dijo que los militares apretaron a los jugadores peruanos en el vestuario en el entretiempo, que se retribuyó el favor de Perú mandándoles barcos con trigo y maíz, pero nunca saltó una prueba, una foto, un testimonio que lo confirmara. Eso es raro", advirtió.

    Para consagrarse campeón, Argentina derrotó en la final a Holanda 3-1, con dos goles de Kempes y uno de Daniel Bertoni. Dick Nanninga descontó.

    Centenares de miles de personas salieron a la calle a festejar, en una explosión de desahogo popular pero sin registar que muy cerca del estadio Monumental, donde se jugó la final, estaba la ESMA, uno de los más emblemáticos centros de tortura y muerte de la dictadura.

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