Mundial Rusia 2018

    Día 18 | Las 'Finales' de Rusia y México desde la secreta Samara

    La clasificación de Rusia a Octavos de Final fue una celebración de la que no hay antecedente documentado en Samara, donde el Tri buscará su pase.

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    Por:
    Ricardo Otero.

    El júbilo de los rusos por el Mundial ha roto toda clase de estereotipos.

    Imagen Getty Images
    El júbilo de los rusos por el Mundial ha roto toda clase de estereotipos.

    SAMARA, Rusia.- Pertenezco a una generación que ha visto seis Mundiales en los que México ha caído, sin excepción alguna, en la ronda de Octavos de Final y que, por tanto, ha llegado a sentir incluso fatiga y fastidio.

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    Hemos visto un Mundial sin el Tri y seis derrotas en Octavos. Éramos muy pequeños cuando se celebró el Mundial de 1986 con aquella derrota sobre Bulgaria, el mismo país con el que empezó la maldición ocho años más tarde. Por tanto, es lógico pensar que el Tri se juega mañana ante Brasil su Final particular, aún cuando falten tres rondas para la oficial.

    Rusos y mexicanos celebraron sus “Finales” con 24 horas de diferencia. Los primeros ya cumplieron con un heróico pase en penales sobre España, para llegar a unos Cuartos de Final que solo conocieron en la era de la Unión Soviética, y cuyo fútbol no ha logrado a la fecha recuperarse de los estragos de la Perestroika.

    Samara, la ciudad más soviética de Rusia, vivió una alegría de la que no podemos saber si había vivido antes que tuvo como epicentro su Fan Fest, al pie de la estatua del revolucionario Valerian Vladimirovich Kuybyshev, en cuyo honor se renombró la ciudad durante la etapa de la URSS.

    La urbe que se mantuvo cerrada al extranjero durante la Guerra Fría habrá celebrado en secreto las hazañas de la selección de la URSS, o tal vez ni las conocieron, tal como en el mismísimo Búnker de Stalin no se sabe si alguna vez estuvo Stalin refugiado y gobernando durante la Segunda Guerra Mundial.

    Con los penales que le tapó Igor Akinfeev, mutado en Lev Yashin en el Luzhniki de Moscú, a Koke y Iago Aspas, la antigua Kuybyshev reveló al mundo que también saben celebrar, que saben gritar, que pueden hacer cachitos las barreras del idioma, abrazarse con queridos y desconocidos por igual, bailar, sacar la bandera mientras el coche está en marcha, tocar el cláxon y tomar mucho vodka y cerveza.

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    ¿Les suena parecida la escena, mexicanos?

    La Final mexicana de mañana tiene a un rival que por igual fue uno de los primeros bullies del Tri y también la comparsa de sus más grandes hazañas. Las derrotas en sepia de Brasil 1950 y Suiza 1954, en las que le encajaron a Antonio Carbajal nueve goles, fueron haciéndose cada vez menos escandalosas. Luego, en 1969, México osó darle un recuerdito a la Brasil de Pelé en Maracaná, un 2-1 sobre la que un año después deslumbró en tierras aztecas, aunque fue “solo” un amistoso.

    Luego un día, en 1996, México le ganó la Final de la Copa Oro a un Brasil que llevó a un cuadro alterno; menos alterno fue al que derrotó por la Copa Confederaciones en 1999 y en la Copa Oro 2003. Dos años después, el histórico primer Mundial en las vitrinas tricolores, el Sub 17 en Perú y la joya de la corona: el oro Olímpico de Londres 2012.

    Es cierto: el saldo total de enfrentamientos favorece a Brasil, el palmarés de ser pentacampeón mundial es irrefutable, pero la verdeamarelha ha salido derrotada ante México en las cinco Finales que los han enfrentado en sus diferentes categorías.
    Para Brasil, su historia pone este como un encuentro de rutina. Para México, su historia lo pone como su Final.

    Porque esta noche, los rusos de Samara tuvieron su más grande celebración futbolera de la que se tenga constancia y mañana quieren bailar junto a los mexicanos. Y aunque percibo mayoría de los sudamericanos en las calles, definitivamente los rusos han hecho más química con los sombreros charros.

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