La norma establecida por la UEFA entró en vigor a partir de 2010 con el objetivo de que los clubes registrados en este organismo tuvieran un tope salarial para tener certeza de sus finanzas y transparencia en el uso de éstas.
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Esto permite a los clubes no gastar de más y así asegurar su supervivencia durante años y evitar la quiebra y desaparición de las instituciones. El gasto exceptúa cuando el equipo destina recursos a mejorar las instalaciones y apoyar divisiones inferiores o, últimamente, impulsar el futbol femenil.
Las medidas que toman en consideración para ejercer el reglamento son: Los clubes clasificados a competencias europeas no deben tener deudas con clubes, jugadores o el fisco. Asimismo, solo pueden gastar cien millones de euros más de lo que ingresan.
Los reportes que realiza cada club ante la UEFA es anual, al final de cada temporada; de haber alguna irregularidad, el tema es tratado por la Sala de Adjudicaciones. De violar la norma del Fair Play financiero, se sancionará al equipo, en este caso, con la suspensión de su participación en competiciones o multas, de acuerdo a la gravedad.
Hace seis años el PSG y Manchester City fueron multados con 60 millones de euros por incumplir las normas, limitaron su posibilidad de fichar y redujeron su plantilla de 25 a 21 jugadores para Champions League. En 2013 multaron al Málaga con 300 mil euros y la no participación en competencias europeas por adeudos.
