Se ha cumplido una década de Diego Simeone al mando del Atlético de Madrid y, lejos de enfocarnos en la racha que atraviesa actualmente en la Liga, es justo reconocer el éxito de un estilo combativo y guerrero encarnado en la figura del argentino.
Raúl Méndez | Cholismo X
Es justo reconocer el éxito de un estilo combativo y guerrero encarnado en la figura del argentino
Hoy más que nunca los objetivos de un equipo dependen, en mayor medida, del dinero, razón por la que los títulos están al alcance de los clubes que más invierten.
Dicho ciclo se transforma en una vorágine en la que quedan atrapados los entrenadores porque esa inversión les exige resultados como si el dinero que se gasta garantizara por sí mismo el logro.
Pocos clubes buscan una idea, un estilo. La mayoría pretende simplemente ganar como sea. Así desfilan entrenadores por diversos equipos tan diferentes en su concepto.
Atlético es un ente distinto. No vamos a descubrir los valores que históricamente ha representado como tercera potencia en España, muy a la sombra de Real Madrid y FC Barcelona, sino resaltar su modelo de gestión.
Se distinguen roles muy definidos en su estructura desde su presidente Enrique Cerezo, quien respalda ciegamente a su entrenador y se limita a cumplir los deberes de su cargo. Es políticamente correcto y rara vez abandona el guión como buen productor cinematográfico.
Luego está el brazo duro y ejecutor de Miguel Ángel Gil Marín en su papel de CEO y enlace con organismos como la Liga y la UEFA, sin olvidar que mantiene vivo el legado de su padre Jesús Gil y Gil, polémica pieza necesaria para comprender la evolución del club.
Finalmente opera Andrea Berta como el responsable de confeccionar la plantilla, de acuerdo al famoso estilo Atleti del Cholo.
Todas las piezas encajan con armonía pero de todas sobresale la del argentino.
Es leyenda del club y voz autorizada como miembro del mítico equipo del Doblete de la 95-96. Nadie como Simeone para reflejar la garra y la entrega que demandan los colores del Atleti.
Para sus detractores basta con mirar dónde estaban los rojiblancos antes de su llegada. Hoy en verdad son la tercera fuerza del futbol español y siguen suspirando por la Orejona, lo único que les falta para ascender en la escala social del futbol.
Durante estos años el Atlético se ha transformado en un equipo con identidad. Ha tenido sus altas y bajas en rendimiento y resultados pero ha sido consistente en el podio de la liga.
En este proceso de cambio y evolución todavía están muy lejos de Real Madrid y FC Barcelona pero Simeone ha logrado encaminarlos bajo el lema de partido a partido.
Ahora que celebran el décimo año de su autor afronta el mayor reto, el de dar el salto sin perder su esencia. ¿Es posible que un equipo combativo enraizado en las clases trabajadoras pueda imponerse a la élite europea?
Muy claro cómo la identidad de un equipo condiciona hasta su forma de juego.
Hasta la próxima semana. Cuídense mucho, por favor.