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    La Tinta Indiscreta | Nacido en Hollywood

    La figura más polémica, el protagonista de su propia película, Zlatan aterriza en el Lejano Oeste con el firme objetivo de trascender y no pasar desapercibido.

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    Por:
    Santiago Cordera.


    Imagen Getty Images

    El Barcelona jugaba contra el Inter de Milan en la Champions League. Guardiola había decidido sustituir a Zlatan por Bojan, lo que había desencadenado la ira del sueco. Ibra no entendía por qué Pep sólo le había dirigido la palabra dos veces desde que había fichado por el Barça. Ni su rol de falso 9. Tampoco entendía su obsesión por Messi.

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    Mucho menos se explicaba por qué Guardiola huía cada vez que él invadía su espacio vital. Pero todas esas inexplicables preguntas iban a traer consecuencias. Las cosas no se iban a quedar así, mucho menos tratándose de un ego convertido en futbolista llamado Zlatan Ibrahimovic.

    Agosto de 2010. Después de varias semanas de negociación, el Milan había anunciado la contratación del sueco. A continuación, Zlatan convoca a los medios. La sala luce repleta. El sueco sale a escena como si se tratara del protagonista de una película de Spielberg. Sonriente. Seguro. Elegante como una marca. Y pum. Todo sucede: “es el final que ha querido el filósofo Guardiola”. Al instante, la prensa se da cuenta que Zlatan acaba de ponerle un apodo a Guardiola. A partir de ahora no sería Pep, sino “El Filósofo”.

    Zlatan tiene tantas anécdotas como un contador de historias. A los 10 años lo cazaron robando una bicicleta en su natal y humilde pueblo en Malmö, Suecia. “Un rey reconoce a otro rey”, escribió el futbolista en su cuenta de Instagram al mismo tiempo que publicaba una foto junto al rey emérito de España Juan Carlos. Sólo alguien como él se compara con la monarquía española.

    Sus cercanos han dicho que en ocasiones Zlatan habla de él en tercera persona, como una persona que carece de narcisismo. Asegura que nunca se cortará la coleta porque teme perder fuerza como Sansón. Creó su propia marca. Para anunciarla, convocó a los medios haciéndolos pensar, con una estrategia previa de expectativa, que ese día anunciaría su salida del Manchester United.

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    Las fake news circularon como pocas veces en el mundo editorial. Pero no. Zlatan había ejecutado el marketing perfecto. La marca se llamaría A-Z, “De amateur a Zlatan”, lo que marcaba el gran camino que el mundo tiene que recorrer si quiere llegar a ser como él.

    La película de Zlatan podría llamarse “Nacido en Hollywood”. O si la escribiera un director romántico podría titularla “El ladrón de bicicletas”. En su destino estaba llegar a Los Ángeles, la ciudad del cine, donde el glamour cinematográfico engrandece a los grandes personajes. Si Beckham revolucionó la MLS a nivel comercial, Zlatan está encargado de posicionarla entre las mejores ligas del mundo y no perder la batalla con el futbol chino.

    Podrán decir que el futbol mexicano es mejor que el estadounidense en cuanto nivel futbolístico, pero a México nunca van a llegar las estrellas que aterrizan en Estados Unidos.

    No sé si Zlatan es de Hollywood o si Hollywood es de Zlatan. No sé si su primera película en el Dolby Theatre de Hollywood se va escribir en el clásico angelino entre el Galaxy y Los Angeles FC el próximo fin de semana o será después de que conquiste con sus goles de tacón la pupila de Jack Nicholson. No lo sé. Lo que sí sé es que Zlatan fortalecerá el negocio del futbol en Estados Unidos hasta ponerla al nivel de las más ricas del mundo.

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