Season 2018/2019

    El individualismo de Argentina tocó fondo en el fiasco del Boca-River

    Prensa y opinión pública en ese país siguen lamentándose y preguntándose cómo fue que una fiesta acabó en funeral.

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    Por:
    TUDN


    Video Filtran audio de líder de barra de River admitiendo ataque a Boca Juniors
    La prensa argentina accedió a una grabación donde Héctor ‘Caverna’ Godoy de la barra brava de River Plate, reconoce haber organizado boicotear el juego agrediendo el camión de los Xeneizes.
    0:59 mins

    Jorge Luis Borges, uno de los mejores escritores argentinos del siglo pasado junto a Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar, alguna vez publicó un imperdible ensayo cuya tesis principal es que el individualismo es el peor vicio argentino. Paradójicamente, lo tituló "Nuestro Pobre Individualismo," puesto que esa inclinación al egocentrismo afecta a toda una sociedad.

    En otras palabras, Borges señalaba que el argentino siempre se ve como un individuo y no como miembro de una colectividad: esto es un ciudadano. Mientras la cultura estadounidense, dice él, está basada en el imperio de la ley donde la ley enuncia las libertades individuales al mismo tiempo que las delimita, el argentino no reconoce límites a sus expresiones individuales.

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    De modo que esto es un arma de doble filo: por un lado se enaltece el genio individual, aunque por el otro se menosprecia el trabajo de los demás. "La Mano de Dios" y "El Gol del Siglo" de Maradona contra los ingleses son por igual celebraciones del individualismo tanto como menosprecio al aporte de sus compañeros. Y es que, cuando en la final de México 1986 los alemanes neutralizaron al diez, al rescate acudieron Burruchaga, Valdano y el 'Cabezón' Ruggeri entre otros.

    Luego de dos intentos fallidos de jugar el partido de vuelta por la final de la Copa Libertadores en el Estadio Monumental se acercan horas cruciales para el destino del máximo torneo de clubes en Sudamérica.
    Lo primero será la reunión de los presidentes de Boca Juniors Daniel Angelici (izquierda) y Rodolfo D'Onofrio (derecha) en la Conmebol para definir cuándo y bajo qué condiciones se disputará el partido.
    Angelici lleva la postura del Boca Juniors, que es aplicar el reglamento de la Copa Libertadores en su totalidad incluyendo el artículo 18, que entre otras sanciones podría darle a los Xeneizes el trofeo por la vía administrativa.
    Justamente, el aplazamiento se debe a que Boca Juniors no está en igualdad de condiciones deportivas por las heridas en su ojo que recibió el jugador Pablo Pérez tras el ataque a la caravana.
    Si no se procede con la máxima sanción contra River Plate, la primera opción es jugar el partido definitivo en el Estadio Monumental con público antes del 12 de diciembre.
    La premura de jugar la final antes del 12 de diciembre es para que el ganador, bien sea River Plate o Boca Juniors pueda viajar con tiempo suficiente al primer partido del Mundial de Clubes en Emiratos Árabes.
    Sin duda la postura de Rodolfo D'Onofrio, presidente de River Plate, en la reunión del martes en Conmebol, es jugar lo antes posible en el Monumental abierto al público.
    En el caso que se juegue en el Monumental será necesario un auténtico batallón para garantizar la seguridad no solo en la ruta del camión de Boca y los alrededores del Estadio, el partido es un asunto de seguridad nacional en Argentina.
    La siguiente posibilidad será jugar el partido en el Estadio Monumental pero sin presencia de público, terminando de enterrar lo que fue la final más esperada en la historia de la Copa Libertadores.
    La posición del presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, es que el partido se juegue pero en ningún momento ha mencionado que sea a puerta cerrada aunque la posibilidad no es lejana de la realidad.
    Sin embargo a la premura de las fechas para jugar el partido se suma que el 30 de noviembre y el 1 de diciembre se llevará a cabo la cumbre del G20 en Buenos Aires, lo que no permitiría contar con seguridad suficiente para la logística del partido.
    Por eso, una opción que se presenta, sin que sea la opinión del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, es que la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors se juegue en Abu Dhabi y el ganador se quede para jugar el Mundial de Clubes.
    Otras fuentes indican que una opción que maneja la Conmebol para la reunión de este martes es jugar la final River vs Boca el sábado 1 de diciembre en Asunción, Paraguay, a puerta cerrada. Una final aún más desnaturalizada.
    En caso que sea a puerta cerrada o en otra ciudad, los damnificados serán los fanáticos de River Plate y el mismo River Plate por lo que supondrá la devolución de dinero por los boletos de un partido que no se jugó.
    Aunque en las redes sociales hay muchos comentarios a favor de declarar desierto al campeón de la Copa Libertadores, sin duda es una opción muy remota y posiblemente no contemplada por Conmebol.
    Con el 2-2 del partido de ida y todos los incidentes del fin de semana, la final de la Copa Libertadores 2018 es una de las más accidentadas de la historia reciente en el fútbol mundial.
    Cabe recordar que desde 2019 la final de la Copa Libertadores se disputará a un solo partido y tendrá como sede el Estadio Nacional de Chile.

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    Imagen Getty Images.
    Luego de dos intentos fallidos de jugar el partido de vuelta por la final de la Copa Libertadores en el Estadio Monumental se acercan horas cruciales para el destino del máximo torneo de clubes en Sudamérica.

    Así, el drama contemporáneo de Messi con su selección siempre ha sido más bien un melodrama individual: la historia de Maradona si Maradona no hubiera ganado nada.

    Como no podía ser de otra forma, ese individualismo argentino denunciado por Borges acabó matando la alegría y la épica del Superclásico más importante de todos los tiempos. Borges tuvo razón: si en los cuartos de final de la Libertadores 2015 fueron los hinchas xeneizes quienes no reconocieron límites al agredir a los jugadores de River bombardeándolos con gas lacrimógeno, ahora fueron los hinchas millonarios quienes con su ego herido se pasaron de la raya bombardeando a los de Boca con palos y piedras.

    Quizá los barras bravas de River no sean peores que los de Boca, (quizás simplemente sean iguales), pero sí decepcionaron más. Decepcionaron más ya que tuvieron la oportunidad de demostrarse mejores, dejando pasar las burlas por su descenso a la B y otros agravios, resistiéndose a la tentación de la venganza, y la dejaron pasar terriblemente.

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    Boca y River quedan pues reducidos a meros símbolos del egocentrismo, de ese individualismo que nuevamente se ha llevado entre las patas todo lo bueno que Argentina le ha regalado al mundo del fútbol. En el deporte no hay enemigos, sino adversarios cuya competencia en buena lid nos hace mejores, no como individuos sino como miembros de algo más grande. Para jugar fútbol, tanto como para bailar tango, siempre se necesitan dos.

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