Ganar la primera medalla en Juegos Olímpicos para Estados Unidos en levantamiento de pesas desde Sídney 2000 es el último capítulo de una historia digna de ser contada.
Sarah Robles, la amante de los chilaquiles y el pozole que ganó el bronce en Río 2016
Ganadora del tercer puesto en la halterofilia en estos Juegos Olímpicos, la mujer de ascendencia mexicana quiere ser un ejemplo para su comunidad.
Nacida en San Diego, California el 1 de agosto de 1988, Sarah Elizabeth Robles, de ascendencia mexicana, inició su carrera deportiva en la secundaria San Jacinto practicando lanzamiento de disco.
Como parte de su acondicionamiento físico para esta especialidad, Robles empezó a cargar pesas.
Pronto, Sarah se dio cuenta de su facilidad para levantar altas cantidades de peso y decidió meterse a campamentos en California y se cambió por completo a esta disciplina en 2010.
Amante del pozole y los chilaquiles, Sarah Robles compitió en sus primeros Juegos Olímpicos en Londres 2012, sin embargo, el metal se le fue a la competidora que pesa 310 libras y mide 5 pies, 10 pulgadas.
Robles solo percibía $400 dólares al mes, todo esto a raíz del poco interés de su país, Estados Unidos, hacia el deporte de la halterofilia y a que, por su volumen, resultaba poco atractiva para los anuncios en los medios de comunicación masivos.
"Puedes conseguir un patrocinio si eres un chico con un gran físico o una chica que se ve bien en un bikini. Pero no si eres una chica que tiene la constitución de un chico".
Sin embargo, poco a poco sus resultados deportivos le dieron a Robles el título de la ‘Mujer más fuerte de América’ y su popularidad se incrementó tras su participación en Londres y obtuvo un patrocinio de Solve Media, una compañía que se dedica a comprobar que no es un robot quien se inscribe a ciertos servicios en la web al pedir escribir textos dentro del proceso de inscripción.
Con ese apoyo, la mujer de sangre mexicana empezó a crecer en su deporte, sin embargo, dos nuevas piedras se metieron a su camino, la primera fue el descubrimiento de la ‘Deformidad de Madelung’ caracterizada por un acortamiento y arqueamiento de radio y cúbito, lo que conlleva una dislocación dorsal del cúbito distal y una movilidad limitada de muñeca y codo, lo que le generaba gran dolor durante los levantamiento, mismo que tiene que tratar con muñequeras y cremas de calentamiento.
Pero ese no fue el golpe más duro, en 2013 dio positivo por dehidroepiandrosterona (DHEA), testosterone y pregnanediol durante los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, lo que le generó una suspensión de dos años.
Robles y su equipo argumentaron razones médicas por este dopaje positivo, pero su apelación fue denegada y tuvo que cumplir con la suspensión.
A pesar de todos estos golpes Sarah se levantó y en su participación en Río de Janeiro 2016 se acabó colgando el bronce, primero para su país en esta especialidad desde que la halterofilia femenil debutó en Sídney 2000, edición en la que Tara Nott ganó el oro en menos de 48 kilogramos y Cheryl Haworth se llevó el bronce en más de 75 kilogramos, la misma prueba donde ahora Sarah Elizabeth Robles llegó a podio en tercera posición.
Sarah, de religión mormona, quiere ser un ejemplo para las mujeres de la comunidad latina en Estados Unidos, y antes de estos Juegos Olímpicos dejó el siguiente mensaje:
“Quiero que sepan que son fuertes de muchas maneras y que la belleza está en la fuerza de carácter”, le había dicho Robles a EFE, pidiendo a las mujeres “sentirse orgullosas de su cultura, poder y belleza latina”.
Ella es Sarah Elizabeth Robles, medallista de bronce en levantamiento de pesas durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.