Juegos Olímpicos

    La segunda oportunidad olímpica del español Miguel Durán

    Salió de la piscina en medio de lágrimas por un arranque fallido sin saber que el destino le daría una nueva oportunidad.

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    Por:
    TUDN


    Imagen AP

    Prepararse cuatro años, cuidar la alimentación, dejar de lado las comidas familiares y las reuniones con los amigos, todo con la finalidad de cumplir el sueño de unos minutos, de un anhelo, de una meta.

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    Miguel Durán soñó con participar en unos Juegos Olímpicos. El nadador se debió visualizar en diversas ocasiones saliendo de una piscina con las manos en alto, con lágrimas en los ojos producto de un triunfo que lo llevara a trascender. Nunca pensó que ese llanto sería de tristeza y de frustración.

    Con tan solo 20 años de edad, el español tuvo una ligera distracción en su competencia de 400 metros estilos. Cometió el error de saltar a la alberca un instante antes que el resto producto del ansia y de un sonido que desde la grada le hizo creer que era el toque inicial para que su competencia arrancara.

    Hundido en el agua, volteó a ver a sus compañeros quienes lo vieron de arriba a abajo, con el desdén de una persona que sabe que el otro se equivocó y que por adelantarse quedará fuera de la competencia de su vida, por la que se preparó tantos años.

    Miguel Durán se levantó y con la pena embargada y el asombro del público caminó al vestuario llorando. Su prueba se había terminado antes de haber arrancado, antes de siquiera haberlo intentado.


    De repente, cuando anhelas que todo haya sido un error y con la esperanza puesta que alguien te salve, un juez lo alcanzó, lo tocó del hombro y tras unas breves palabras, lo invitó a regresar a la alberca. Esa segunda oportunidad que difícilmente se da en el deporte lo alcanzó en medio de una competencia como unos Juegos Olímpicos.

    La razón de su vuelta, pese a haber salido en falso, fue que su error se dio por factores ajenos a él provocados por el excesivo ruido de la grada.

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    En su segundo intento, Miguel Durán no estuvo a la altura de la circunstancia y quedó eliminado en su competencia. La derrota es dura, pero se aprende a tolerar cuando detrás de ella existió la oportunidad de competencia y donde más allá del resultado final, diste lo mejor de ti.

    Durán salió de la alberca sabiendo eso, que pese a que el resultado no fue el deseado, esos cuatro años de trabajo valieron más la pena. En el deporte no siempre hay un segundo chance, pero en esta ocasión, el español lo tuvo.

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