Juegos Olímpicos

    Memoria México 1968: la lluvia de preseas del histórico 26 de octubre

    Cinco mexicanos subieron al podio olímpico el 26 de octubre de 1968, en el día de mayor gloria en la historia del deporte azteca.

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    Por:
    Ricardo Otero.

    Cinco deportistas hicieron izar la bandera mexicana el mismo día en México 1968.

    Imagen Univision Deportes
    Cinco deportistas hicieron izar la bandera mexicana el mismo día en México 1968.

    Los Juegos Olímpicos de México llegaron a su penúltima jornada el 26 de octubre y como si fuera parte de esa costumbre de dejar lo mejor para el final, el público azteca vio lo impensable.

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    Para entonces, Felipe Muñoz sorprendió a todos con el oro en los 200 metros estilo pecho en la natación; José Pedraza remontó para quedarse con la plata en los 20 kilómetros de marcha, mismo metal que obtuvo Pilar Roldán en la prueba del florete, en la esgrima; además, la joven de 14 años Maritere Ramírez ganó el bronce en los 800 metros estilo libre por una décima de segundo.

    Cuatro pugilistas mexicanos llegaron a Semifinales, lo cual se traducía automáticamente en lugares en el podio. Los que habían asegurado su sitio entre los medallistas fueron Ricardo Delgado, Antonio Roldán, Agustín Zaragoza y Joaquín Rocha.

    El 24 de octubre se decretaron dos medallas de bronce para Zaragoza y Rocha. El primero perdió su Semifinal del peso medio ante el soviético Alexei Kiselyov, un veterano de 30 años de edad y subcampeón olímpico de Tokio 1964, quien lo noqueó en el primer round. Rocha, en tanto, cayó ante otro soviético, Jonas Cepulis, en combate por el pase a la Final del peso completo por knockout técnico en el segundo round. Rocha es a la fecha el único mexicano que ha ganado una medalla olímpica en la categoría de los pesados y compartió el podio con la leyenda George Foreman.


    Para el 26 de octubre, un día antes de la clausura de los Juegos, México tenía una medalla de oro, dos de plata y tres de bronce ya contabilizadas, incluidas las de Zaragoza y Rocha; ya era la mejor actuación de la historia en cantidad de preseas, pero no en calidad, pues no se habían siquiera igualado las dos aúreas de Londres 1948.

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    Habían dos preseas más aseguradas, las de Roldán y Delgado, pero sin reflejarse en el medallero, pues no se sabía de qué metal serían. También estaba pendiente la prueba de la plataforma de 10 metros en los clavados masculinos, donde Álvaro Gaxiola se clasificó a la Final en el segundo lugar detrás del italiano Klaus Dibiasi.

    En la Alberca Olímpica, Gaxiola, quien competía por tercera vez en los Juegos Olímpicos, se enfrentaba a los hábiles saltarines estadounidenses y a Dibiasi, quien cuando tenía apenas 17 años, en 1964, ganó la plata.

    El formato de la Final era más simple que el actual, pero con menor margen de error: solo se tiraban tres clavados y se sumaban a las puntuaciones de la eliminatoria, por lo que la actuación de Gaxiola en la fase previa lo ponía en pelea por el podio.

    En esa prueba, Joaquín Capilla ganó tres medallas entre Londres 1948 y Melbourne 1956, incluido el oro de su última participación, pero en las dos siguientes justas, en Roma 1960 y Tokio 1964, Roberto Madrigal se quedó en cuarto lugar.


    El estadounidense Keith Russell rebasó a Gaxiola después de la primera ronda, pero en el segundo salto, una puntuación para el mexicano de 16.10 fue duramente criticada por el público, lo que puso en pausa la competencia por 20 minutos. Desconcentrado, Russell tiró su peor clavado para 11.07, lo que lo mandó al cuarto lugar.

    En la última ronda, el estadounidense Win Young puso mucha presión con 20.88, para terminar su participación con 153.93 en total. Russell puntuó 21.17, el mejor de la jornada, pero ni con eso alcanzó a su compatriota.

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    Gaxiola necesitaba 16.83 para el bronce y 18.42 puntos para la plata. El mexicano hizo su mejor ejecución con 18.98 y tenía seguro el segundo lugar.

    Casi por trámite, Dibiasi fue calificado con 16.20 en su clavado final para quedarse con el oro por una diferencia de 9.69 puntos.

    A cuatro millas y medio al norte, en la Arena México, una multitud eufórica esperaba las Finales de las categorías Mosca y Pluma del boxeo. Con las cuatro medallas aseguradas, México llegó a nueve en total durante todos los Juegos.

    Ricardo Delgado, en Mosca, enfrentaba al vigente subcampeón olímpico, el polaco Artur Olech. El mexicano, de apenas 21 años de edad, fue derrotado meses antes por su rival en Varsovia y encontró la revancha en el momento más importante para darle a su país el primer oro en la disciplina de los puños en su historia por decisión unánime.

    Para Antonio Roldán no fue nada sencillo, lucía dominado por el estadounidense Albert Robinson en la Final del peso Pluma cuando el referee descalificó al visitante en el segundo round por darle cabezazos al mexicano. La esquina de Robinson protestó la decisión que fue bastante controvertida, pues no hay una sola toma de video que demuestre las dos faltas que le valieron la derrota.

    Las preseas doradas de Delgado y Roldán son las primeras y únicas hasta la fecha de oro para el boxeo azteca y sirvieron para que inobjetablemente México tuviera los mejores Juegos Olímpicos de su historia.

    El saldo final de México 1968 para los anfitriones fue de tres oros, tres platas y tres bronces.

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    El 26 de octubre de 1968, cinco mexicanos subieron al podio olímpico, lo que nunca más se ha visto para un solo día.

    Casi 48 años después, el 20 de agosto de 2016, curiosamente también en el día previo a la clausura de los Juegos de Río, cuatro mexicanos visitaron el podio: la taekwondoín María Espinoza y el clavadista Germán Sánchez con platas y con bronces, el boxeador Misael Rodríguez y el pentatleta Ismael Hernández.

    Nuevamente, México dejó lo mejor para el final en Latinoamérica.

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