La derrota más dolorosa de Santos fue lavada en Toluca

Las revanchas a veces tardan en llegar, pero vaya que saben dulce.

Hace ocho años, Santos tuvo la derrota más dolorosa de su existencia. Definitivamente no la más abultada, pero sí la más dolorosa, porque los Guerreros tenían la corona prácticamente en sus manos y la dejaron ir de manera inverosímil.

Tras empates a dos goles en la ida y 0-0 en la vuelta, llegó la tanda de penales en el Estadio Nemesio Diez. Sinha y Héctor Mancilla fallaron el primer y tercer penal de los locales, por quienes haba marcado solo Vladimir Marín; por Santos, acertaron Juan Pablo Rodríguez, Daniel Ludueña y Jonathan Lacerda.

Para el inicio de la cuarta tanda, bastaba un gol de Santos o una falla de Toluca para que se decidiera el título a favor de la visita. Acertó Diego Novaretti por Toluca de manera dramática, pues se le escapó el balón a Oswaldo Sánchez entre el costado y el brazo, pero Matías Vuoso dejó ir el posible penal del título con un disparo muy desviado.

En la quinta tanda, la metió Martín Romagnoli y Carlos Adrián Morales, en la segunda oportunidad para el campeonato para Santos, lo mandó también desviado.

En la sexta, en modalidad de muerte súbita, Edgar Dueñas cobró de manera correcta y puso a Toluca 4-3 al frente. Fernando Arce acabó con la debacle de Santos, cuando su disparo fue tapado por Alfredo Talavera.

Desde entonces, es cierto, Santos llegó a otras cuatro Finales, de las que ganó la mitad, en los torneos Clausura 2012 y Clausura 2015, pero faltaba quitarse el agrio sabor de boca de lo que ocurrió ocho años atrás.

En un renovado Estadio Nemesio Diez, Santos ha logrado su sexto campeonato a costa del némesis de 2010. Sin necesidad de llegar a la agonía de los penales, en una Final que reunió a los equipos que por más tiempo ocuparon los dos primeros sitios del torneo.

Es cierto: para Toluca queda una especie de consuelo de decir que de las tres Finales que han disputado, ganaron dos, y además que la primera de ellas, la del Verano 2000, fue al son de un contundente global de 7-1.

Pero nadie dijo que las revanchas se cobren todas en una sola exhibición. Una a la vez.