Andrés Vaca | La capacidad de sorpresa

Al tiempo que escribo esta columna me encuentro de regreso en el coche hacia CDMX. Vengo de Querétaro, luego de transmitir al superlíder del torneo y con los dedos pegajosos por las papas que me vengo zumbando (en esta chamba, cuando comes bien tienes que agradecerle al Cosmos) y que, además, me salieron gratis... gratis, porque la tienda no aceptaba tarjeta y le tuve que pedir dinero prestado a la maquillista que viene con nosotros. Ni hablar, la siguiente vez trataré de llevar efectivo (cosa que nunca hago).

Para entrar en el tema, cabe destacar que avanzamos 60 kilómetros y yo borraba una y otra vez el inicio de esta columna.
“¿De qué habló?”, “¿qué puedo analizar?”, “¿escribo sobre el VAR, sobre el América, sobre el sorpresivo superlíder?”.

Esas y cien preguntas más me vinieron a la cabeza.

La verdad es que no hablaré de nada de eso, ya tengo suficiente con todas las cuentas serias de Twitter que analizan y dicen lo mismo en otras palabras.

Quiero aprovechar para compartirles en esta nueva aventura como columnista de TUDN un poco de mi vida, un poco de la hermosa locura de trabajar en este medio, de las anécdotas que uno vive antes de llegar al palco de transmisión, el poético caos que existe y se desarrolla detrás de cámaras que nadie de ustedes conoce, del lado demandante y pasional que tiene este trabajo, del límite que conoces de ti mismo en cada día laboral, de las increíbles amistades que haces y de las cosas que te van marcando para bien y para mal que te hacen amar este trabajo. Y sobre todo, de las cosas que te hacen pensar lo afortunado que eres de poder llegar a tanta gente.

Mi papá siempre me dice: “nunca pierdas la capacidad de sorprenderte”. Gracias a la vida, nunca lo he dejado de hacer.

Y lo digo porque, de no ser por este trabajo, y por lo afortunado que he sido, este texto quedaría como uno más en mi celular y no en uno que será leído por cientos de personas.

Bienvenidos a un espacio distinto en donde compartiré el lado más “Vaca” que podrán conocer.

Gracias por leerme y darme el privilegio de compartir esta locura.

Estamos vivos.