Fútbol

    Así es el plan de China para dominar el fútbol mundial

    El país asiático no solo ha invertido millones de dólares en fichajes, también lo ha hecho en construir campos de fútbol y promover el deporte entre los niños.

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    Por:
    Omar Carrillo.

    En el proyecto chino, los niños y los jóvenes son fundamentales.

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    En el proyecto chino, los niños y los jóvenes son fundamentales.

    @OmarCarrilloHH

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    Ya lo ha hecho antes en el mundo del deporte, así que algo de experiencia y de estructura debe tener.

    Cuando China decidió invertir en los deportes olímpicos para ganar medallas, cumplió el objetivo. Basta ver sus números en las últimas ediciones de los Juegos Olímpicos.

    Hoy su nueva meta es el fútbol, apoyado directamente en la afición que tiene el presidente Xi Jinping.

    Son populares y de manejo público sus fotos con figuras del fútbol mundial como David Bekcham.

    Recientemente ha dado un discurso en su escuela de formación, hablando con entusiasmo de los beneficios del fútbol -que practicó en su juventud- en su salud actual.

    El argentino Carlos Tevez jugará en el Shangai Shenua de China y será con 40 millones de dólares por cada temporada el jugador mejor pagado del mundo. Recibirá 110 mil dólares por día.
    Renato Augusto, que es tenido en cuenta con la Selección de Brasil, pasó del Corinthians al Beijing Guoan en China. Es un jugador que puede jugar en varias posiciones del campo en ataque.
    El jugador de Mali Mohamed Sissoko ya hace parte del Shanghai Shenhua, tras pasar del Levante.
    Ramires pasó del Chelsea al Jiangsu Hsien County por 33 millones de euros.
    El colombiano Fredy Guarín, que tuvo un buen paso por el Inter de Milán, decició pasar al Shanghai Shenhua por 15 millones de euros. Allí está con su compatriota Giovani Moreno.
    El delantero Demba Ba, exjugador del Chelsea, tuvo una temporada brillante en Besiktas con 22 goles en 29 partidos, con lo que llegó al poderoso Shanghai Shenhua en China.
    El brisileño Paulinho recibe cerca de 14 millones de temporada en el Guangzhou Evergrande, donde jugo Mundial de Clubes desde su llegada al club en 2015 con 26 años.
    El brasileño Luis Fabiano llegó al Tianjin Jian Zong tras su paso por Sao Paulo, donde fue semifinalista de Suramericana.
    El argentino pasó al Hebei China Fortune con un salario anual de 15 millones de euros.
    El australiano Tim Cahill, ex defensa central del Chelsea, hizo parte del poderoso Shanghai Shenhua a sus 36 años.
    El marfileño Gervinho, exgoleador en Roma, llegó al Hebei Chine Fortune por 18 millones de euros.
    Asamoha Gyan, figura del equipo de Ghana, llegó a sus 30 años al Shanghai East Asia.
    El colombiano Jackson Martínez llegó al Guangzhou Evergrande de China por 42 millones de euros, tras su fallido paso por el Atlético de Madrid.
    Martínez, que salió campeón con Guangzhou Evergrande, ha tenido una temporada irregular, tras lesiones y sequía goleadora. El colombiano es prueba de que el dinero sin fútbol es puro cuento chino.

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    Imagen Getty Images
    El argentino Carlos Tevez jugará en el Shangai Shenua de China y será con 40 millones de dólares por cada temporada el jugador mejor pagado del mundo. Recibirá 110 mil dólares por día.

    Incluso ha anunciado sus intenciones futbolísticas al mundo: “Mi anhelo más grande para el fútbol chino es que sus equipos estén entre los mejores del mundo”, aseguró en el 2015.

    Pero no solo es una cuestión de afición, por supuesto que tiene un trasfondo político: igualar su poderío económico con el desarrollo del deporte más seguido del mundo.

    Una idea similar a la que alguna vez se asieron los países del bloque comunista encabezados por la URSS y de la que China también hizo eco en los Juegos Olímpicos.

    Apoyado en ello, en los últimos dos años el balompié de aquel país ha dado pasos alucinantes.

    Tan solo en la liga profesional, China gastó más de 300 millones de dólares en el 2016, según la revista FIFA TMS especializada en negocios de fútbol, y eso que únicamente son 16 equipos.

    Si comparamos el gastó de los clubes de la Premier League en el mismo periodo, 180 millones, la diferencia son 120 millones. Una cantidad exorbitante.

    Pero la cifra pudo ser mayor. Cristiano Ronaldo, según comentó su representate Jorge Mendes hace unos días, rechazó una oferta de traspaso de más de 300 millones de dólares y un salario de 100 millones.

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    Así que para el 2017, no sería nada raro que los numeritos fueran incluso más grandes.

    Pero si eso ocurre en la cúpula de aquel fútbol, en las bases la cosas no son muy diferentes. El plan de Xi Jiping se extiende a las escuelas del país. La mejor cantera que pudiera tener.

    Se espera que de las cinco mil escuelas que tienen en su programa al fútbol, pasen a 50 mil en el 2025. El número de canchas también se incrementará a 70 mil en el 2020 y dejará muy atrás las 11 mil de la actualidad.


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    El delantero argentino llegó a China para sumarse al Shenhua de la liga de ese país y produjo un impacto impresionante. Fue recibido por cientos de aficionados en el aeropuerto de Shangai.
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    Para inicios de la década que viene se tiene planeado sean alrededor de 50 millones de chinos (la población de Inglaterra y España, dos países futboleros por excelencia, juntas) los que jueguen habitualmente al fútbol, según datos revelados por el New York Times y retomados de la revista digital Wild East Football.

    Por si fuera poco, todo ello ha desencadenado un efecto inmediato y ha dado lugar a sitios como la Escuela de Fútbol Evergrande al sur de China que como menciona de nuevo el NYT, tiene 48 campos de fútbol y unos 2800 estudiantes internos. Y tiene un enfoque de formación de jugadores profesionales, pero cobra alrededor de 8700 dólares anuales.

    Pero no todo es maravilloso y brillante en el futuro del fútbol chino. Ahora mismo tiene mucho por resolver también a futuro.

    Entre sus principales pendientes está el de la corrupción que ha desencadenado escándalos de amaño de partidos como ocurrió en el 2009 y de los cuáles vive siempre bajo sospecha.

    O como el del increíble gasto en fichajes que está generando una burbuja de precios en aquel país y que recientemente - tras la contratación del argentino Carlos Tévez que costó 63 millones y un sueldo de 40 millones más- la administración general del deporte chino estudia poner límites.

    En el mismo sentido va la reducción del número de extranjeros en cada club. Pasó de cuatro a tres por institución. La medida no ha sido recibida con agrado por los equipos.

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    En las bases también batallan con sus problemas. El primero de ellos, la edad aún tardía con el que inician los niños a jugar que impide un desarrollo pleno de sus facultades. También está la carencia de entrenadores que los preparen adecuadamente en todos los aspectos futbolísticos necesarios.

    Así como el alejamiento de una visión lúdica y de formación alrededor del fútbol. Se busca generar estrellas y los millones de dólares de su entorno, antes que cualquier otra cosa.

    El fútbol chino aún tiene mucho por hacer a todos los niveles pese a los millones invertidos en los últimos años.

    Ninguno de sus clubes figura al menos entre los mejores del planeta y su selección varonil está clasificada en el lugar 81 de la FIFA, abajo de San Cristóbal y encima de Islas Faroes.

    Muy lejos aún de otro de los deseos expresados de Xi Jinping. El de que China gane alguna vez la Copa del Mundo.

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