Generalmente en el mundo se busca copiar fórmulas exitosas y adaptarlas a las circunstancias propias.El Super Bowl representa un modelo empresarial multimillonario alrededor de una final que se desahoga en 3 horas, o poco más, de una tarde de domingo.Ningún encuentro deportivo único está tan bien cobijado por eventos y acontecimientos mediáticos, sociales, publicitarios alrededor de él.Ver al personaje del momento, de nombre Tom Brady, el dueño del máximo reflector y que en consecuencia “tendría” la mayor presión previo al juego final, comparecer ante un centenar de periodistas, respondiendo interrogantes de todo tipo y junto con él a sus compañeros de equipo haciendo lo propio, nos dice por qué es tan exitoso el modelo de negocio.Minutos después, el equipo que sale abajo en las apuestas, las Águilas de Filadelfia, cumplían gallardamente el compromiso que se adquiere cuando se llega a esta instancia definitiva.Previamente, ambos contendientes organizaron en sus respectivas ciudades la manera más emotiva para despedirse de sus respectivas aficiones.El martes, los entrenadores de ambos conjuntos ofrecen sendas conferencias de prensa y así continuaremos durante el resto de la semana, consumiendo Super Bowl hasta en la sopa.Sucede que,  en México, previo a la final, los equipos suelen “esconderse”. Imposible ver una práctica, más complicado aún obtener la mínima declaración de alguna de sus “figuras”, los técnicos son renuentes a hablar y si lo hacen últimamente es porque de alguna forma la liga los ha “obligado” a través de la organización de un “día de medios”.Existe un forcejeo y no una complicidad entre el evento deportivo y lo que representa a nivel de espectáculo comercial y mediático una final de la Liga MX.Entiendo que se trata de deportes diferentes, que son dos juegos en lugar de uno (los tiempos se acortan) y las circunstancias que me digan. Pero entiendo también que se pueden acoplar algunas situaciones a los tiempos en los que como nunca, se exige, información.En este concepto deporte-mercadotecnia, el futbol mexicano se ha quedado un poco a la zaga. Hay un margen de acercamiento a lo que podría ser un negocio redondo para todos los involucrados.  Es cuestión de reglamentos y un poco o un mucho de actitud.