Una de las consecuencias  de una Liga donde el ascenso y descenso se juega de una manera tan sui generis, está siendo pagada de inmediato.Ante la disminución casi total de la posibilidad de perder la categoría, muchos equipos no se reforzaron de acuerdo a la exigencia de un torneo donde cada semestre hay instituciones que quieren y pueden potencializarse.Se perdió el esfuerzo de varios, el “Plus” para salvar la categoría.La Liga MX más dispareja de la historia la estamos viviendo. Los contrastes entre los de arriba, los poderosos económicamente de Nuevo León, los reforzados capitalinos, incluyendo a un constante América, más los otros de siempre, Toluca y Santos,  son muy grandes en relación a equipos que definitivamente juegan en otra categoría.Lobos BUAP, Veracruz, son clubes que poco pueden hacer por competir mano a mano con sus  “similares” de Primera División. Podrán dar buenos partidos, tendrán tardes afortunadas con triunfos incluidos, pero es evidente que no pueden hacerlo a 17 jornadas de un torneo corto o a 34 de un año FIFA.Cercano a ellos el siempre abandonado Atlas y después Puebla con un buen trabajo colectivo pero poco presupuesto.En medio, equipos con aspiraciones que sí representan un grado de dificultad para los favoritos: Tijuana, Necaxa, Morelia, León, Pachuca, pero con cierto techo.Al que no logro ubicar es al Guadalajara, con problemas económicos, deficiencias en el armado, pero con un plantel superior  a lo que sus números muestran hasta ahora. La medianía de la tabla parecería ser su destino.En estos tiempos el que no invierte, no compite y lo hicieron los de siempre. Los de abajo, ante la “comodidad” del “casi” no descenso no lo hicieron y se abrió la brecha.Al tiempo. Habrá más distancia que nunca entre el pelotón de arriba y los coleros y los boletos para la Liguilla se repartirán más temprano que de costumbre.Signos de nuestros tiempos…