Frente a un “verano peligroso” para la Selección Nacional, los partidos que son parte de “la pizca del dólar” se convierten en importantes para Juan Carlos Osorio.Independientemente del rival, en esta ocasión una Selección B de Islandia, que te dice poco o nada, la necesidad de elegir 46; sí, 46 futbolistas para el doble compromiso Confederaciones-Copa Oro obligan a una observación cercana de jugadores elegibles.Rechazada la idea de un “Comando Chiva” para la Copa Oro, hay vacantes en cada uno de los puestos de la cancha.  Nombres que oscilan en la incertidumbre de ser de la lista elite, la de segunda categoría o incluso ser prescindibles.Contar o no con Alan Pulido, Luis Montes, Osvaldo Alanís, Orbelín Pineda  debe tener alguna respuesta en el desierto de Nevada este miércoles por la noche.Entendiendo el fastidio que pueden ocasionar la cantidad de partidos amistosos en Estados Unidos frente a rivales de poca monta en fechas inoportunas.Pero hay muchas partes que, juego a juego,  obtienen beneficios: el organizador con taquillas jugosas producto de una afición fiel, presa de la nostalgia. La Federación con arcas sanas, capaces de solventar procesos de selecciones menores como pocas partes en el mundo.Las empresas dueñas de los derechos, con ratings positivos siempre.  Quienes no lo tienen, recargan los contenidos de sus programas alrededor del tan cuestionado partido.  Los numerosos patrocinios del Tricolor en México y en Estados Unidos, felices siempre.Corresponde solo a Juan Carlos Osorio la obtención del beneficio deportivo, traducido en ideas o conclusiones que le permitan sortear un “verano peligroso” para la Selección Mexicana.Todos ganan en las  tan cuestionadas giras del Tricolor.