Quien cometa actos indebidos debe ser sancionado con rigor, de forma ejemplar pero también deben ser castigos aplicados con coherencia.La suspensión de Lionel Messi durante cuatro partidos de la Eliminatoria mundialista ha sido noticia que le dio la vuelta al mundo con comentarios a favor y en contra, sin embargo, llama la atención que la FIFA, siendo tan estricta para castigar a quien insulta a un árbitro, sea tan laxa en otro asunto donde se intentó agredir a jugadores y cuerpo arbitral, me refiero al castigo para la selección hondureña y el veto del Estadio Olímpico de San Pedro Sula tras el encuentro de eliminatoria mundialista entre los catrachos y Panamá el pasado once de Noviembre del 2016.Un sector del público arrojó de todo a la cancha, los jugadores panameños tuvieron que esperar algunos minutos en el centro del campo hasta que la policía controló la situación. Debido a esto se decretó la prohibición de utilizar el estadio para el encuentro frente a Costa Rica, el cual se jugó con público, en San Pedro Sula pero en el Estadio Morazán, ubicado a no más de veinte kilómetros del vetado.Pocos le prestaron atención a este hecho pero en el resto del mundo cuando se veta un estadio o se juega ahí mismo sin público o se utiliza otro en una ciudad diferente pero en el código disciplinario de la FIFA se establece el veto a un estadio, dejando abierta la posibilidad de usar otro con público y en la misma ciudad como en este caso.Es decir, se castiga al inmueble y no al público agresor ni al encargado de la organización del partido, en este caso la Federación hondureña. Ellos jugaron con todas las ventajas, con el calor de la tarde en San Pedro Sula y con el ingreso económico de las entradas.Recordemos que la Selección Mexicana está advertida sobre un posible veto por el famoso grito cuando despeja el portero rival, una conducta sin duda reprobable pero habrá que esperar el tipo de castigo por parte de FIFA si será ejemplar o ridículo.De cualquier forma sería bueno que la Federación Mexicana buscara la forma de motivar a la gente para dejar de gritar en los despejes de los porteros rivales de una forma más efectiva que con la campaña de hace unos meses. Yo propongo que se premie a la afición que deje de gritar en los despejes durante el torneo de liga llevando un partido oficial del tricolor a ese estadio, respetando a los abonados y a quienes cuentan con venta preferencial de boletos de su equipo, reconociendo así al público con el mejor comportamiento.