La noche es fría en el Camp Nou del Barcelona, pero no hablo de los 24° de sensación térmica, no, me refiero a ese frío que cala muy hondo, ese sentimiento de vacío que viene desde lo más profundo del cuerpo y que por más gritos, patadas y mentadas que intentes, parece no apartarse.Corre el minuto 50 y en un intento de no sé qué, Piqué desvía el balón, el arco fue vulnerado y “el waka waka” pone abajo al Barcelona. Es claro que Carles Puyol no está, el capitán incansable que siempre llegaba a las coberturas se nota ausente desde hace ya mucho tiempo, parece que su lugar seguirá vacío. Donde quedó lo que “Tito” Vilanova vio en aquel larguirucho central, y que ha susurro de sirena en el oído encantó a Pep para que regresará a Barcelona.De pronto un poco de esperanza, penal para los blaugranas, pero ¡espera!, ¿la piscina no se fue con Neymar? Ahora Suárez le entrega un gol a Messi como un insulto a los Lineker, Romario, Ronaldo, Eto’o, Alcántara, Rodríguez. Los villanos vestían de blanco y hoy los de arrayas le faltan al respeto a una esencia de casa. Jugar limpio y con el balón no parece ser una opción hoy en día, sacar recursos al puro estilo del caballero de la triste figura se ha vuelto un recurso en idioma catalán.Tres minutos después regresa la fría sensación. Sin mucho que aportar, Rakitić toca mal el balón, lo pierde frente al área del Madrid, tres toques Kroos-Isco-Cristiano, la contra ya está armada y nadie puede hacer nada, el vuelo de Ter Stegen solo da color a la obra perfecta de los madridistas. Vaya que los nombres cambiaron, ya no son más Xavi-Iniesta-Messi quienes componen la orquesta. Sin duda el croata nunca aprendió que nunca se debe arriesgar un balón que permita un contra ataque.Pero el golpe fue dado, y si quedaban dudas, Asensio la colgó del ángulo, ante la mirada del espectador con mejor lugar en todo Camp Nou para los goles merengues, Gerard Piqué.No me quedan dudas, la luna ha brillado para el Barcelona, con Rijkaard, con Pep, con Tito y con Luis Enrique, pero siempre después de todos esos momentos de gloria, el lado oscuro de la luna aparece, nos recuerda que solo los que han amado esa playera se matan en la cancha por ella. Hace años ya no están Xavi ni Puyol, pero como se les extraña en Camp Nou, y qué decir de lo poco que nos queda por ver de Iniesta y Messi.Cuando el tiempo los alcance, ellos también se irán y… ¿quién suplirá a los últimos guerreros blaugranas? La respuesta más lógica está en París pero esa novela terminó. Las arcas están llenas pero el talento se va evaporando, todo tiene caducidad y todo parece indicar que los blaugranas podrían vivir una depresión en los años venideros, el futuro pinta gris y esa sensación fría podría volverse un síntoma más que casual en Barcelona.