Nada justifica las reacciones de Pablo Aguilar, Enrique Triverio ni la de Matías Britos hace algunas semanas. Tres jugadores que reclamaron de forma agresiva ante los árbitros. No hay disculpas y se debe aplicar un castigo acorde a sus actos con tal de recuperar la credibilidad de la Liga y de la Comisión Disciplinaria.Después, se debe entrar en el debate si intentaron o no agredir a los silbantes y de eso van a encargarse en la Federación con base a los testimonios de los colegiados, los jugadores y los comisarios involucrados pero indefectiblemente apegados a la verdad. Así debe ser.Sin embargo y sin querer desviar la atención, los directivos del futbol mexicano también deben atender lo que en mi opinión ha sido la causa de los bochornosos sucesos en la Copa y también de las lamentables lesiones del fin de semana anterior en la Liga: la crisis arbitral.Los juicios equivocados van alterando a los futbolistas, insisto, sin querer justificar sus reacciones. Porque las entradas fuertes, en ocasiones,  suelen calificarse con tarjetas amarillas y el jugador ya tiene menos precaución al intentar robar un balón, no hablo de mala intención e incluso en ocasiones, ante la adrenalina del juego, han buscado tomar revancha por propia cuenta ante la pasividad de los silbantes.El partido entre Tijuana y América comienza a contaminarse cuando el árbitro Fernando Hernández no quiso mostrar la segunda tarjeta amarilla a Guido Rodríguez. Un minuto después califica mal la jugada entre Javier Güémez y el mismo Rodríguez expulsando al volante americanista lo que desató el desorden. A partir de ahí hubo empujones, entradas fuertes, reclamos constantes por parte de los futbolistas  y el desenlace que ya todos conocemos.Otro ejemplo es el de César Ramos en el partido entre Xolos y Pachuca del fin de semana anterior. Con decisiones equivocadas de principio a fin afectando a ambos equipos aunque el más dañado evidentemente fue el Pachuca por la lesión del “Chucky” Lozano castigada con sólo tarjeta amarilla a Michael Orozco sin olvidar el pisotón impune  de Franco Jara sobre Guido Rodríguez.Entiendo la indignación que hoy sienten los árbitros ante los sucesos en Tijuana y Toluca y deseo que sean tratados con dignidad pero también espero de ellos más autocrítica y compromiso para mejorar una campaña desastrosa para su gremio.