Siete horas antes del partido ya estaba los automovilistas esperando que se abrieran los estacionamientos del Arrowhead Stadium. Y es que nosotros llegamos desde antes de las 11 de la mañana para hacer los primeros enlaces en Más Deporte.Los aficionados portaban con orgullo los colores de los Chiefs, con predominio del rojo. Dejaban claro que estábamos en “Chiefs Kingdom” (Reino de los Jefes).Pocos, muy pocos fanáticos de los Patriotas también se dejaban ver, incluso con el jersey rojo retro para camuflajearse.A las 11:40 en punto se abrieron los estacionamientos. Comenzaron los tailgates (o parrilladas) junto a los autos. Banderas de los Chiefs por todos lados. Los cánticos de apoyo se escuchaban por todas partes. Todo estaba listo para hacer de este domingo un día de fiesta, un día de celebración, el día en que los Chiefs regresarían a un Super Bowl tras 49 años se ausencia.Pero estaban los Patriotas, los eternos Patriotas, un equipo que no se inmuta con nada, que no se intimida por más que el ambiente sea hostil, dispuestos a ser los aguafiestas.Desde el principio salieron a dominar el juego, a callar al ruidoso público de Kansas City, a congelarlos más allá del terrible frío. 14-0 al medio tiempo.En la segunda mitad reaccionaron los Jefes. Mahomes comenzó a hacer magia.Tres pases de anotación y los Chiefs acariciaban el sueño, pero Brady, el niño bueno de Boston, la pesadilla del resto de la Liga, lo volvió a hacer. Acabó con la ilusión de la gente en Kansas City. Los Pats ganaron en tiempo extra 37-31 y por tercer año consecutivo van al Super Bowl. Por cuarta ocasión en los últimos cinco años. Por novena ocasión desde 2001. Un imperio maldito para la NFL. La mejor dinastía de la historia para beneplácito de sus aficionados.Por la noche la temperatura era de 16 grados bajo cero, pero los Patriotas se encargaron de enfriar a este público, a una ciudad que vibraba.En Kansas City, los Jefes fueron los Patriotas.