Cinco reflexiones, cinco enseñanzas que dejan para un servidor la participación mexicana en Copa Confederaciones, con ánimo de proponer a partir de esta experiencia. 1.-AUTOCRÍTICA: La urgente necesidad de replantear métodos y decisiones en el trabajo de Juan Carlos Osorio. No inventó ni trajo a México el “método” perfecto de entrenamiento. Hay cosas que deben revisarse porque evidentemente están fallando.  Urge quien o quienes estén en capacidad de cuestionar de primera mano. 2.-NO HAY INTOCABLES EN LOS LLAMADOS Y ALINEACIONES:  Entendiendo que hay jerarquías, recorridos y categorías entre los jugadores, se acepta que tampoco hay distancias extraordinarias entre los futbolistas elegibles. El jugar en Europa no te da un título nobiliario al interior del grupo ni te debe extender un certificado de garantía para jugar siempre. 3.-LAS RESPUESTAS EN LA CANCHA: Las soluciones que parecería haber encontrado Juan Carlos Osorio. Guillermo Ochoa, con la multitud de admiradores y haters que arrastra, es el portero titular de México. Jonathan dos Santos se consolida como necesario. Carlos Vela necesita más minutos en la cancha. Un contención natural urge, Luis Reyes es confiable para exigencias grandes y Marco Fabián suma su nombre al de los incuestionables. 4.-MODERAR LAS EXPECTATIVAS:  No quiere decir no aspirar a mejorar, no exigir avanzar, no trabajar buscando el desarrollo y el “paso adelante”. Significa entender dónde estamos parados. A partir de donde se compite. Darle la dimensión correcta al rival. Un corredor de 100 metros planos, busca durante años bajar un segundo a su mejor marca.  Cuesta conseguirlo. A veces no se logra. 5.-ACERCAR A LA SELECCIÓN A LA GENTE: Se ha alejado. La han envuelto en una burbuja donde resulta complicado sentir mayor empatía. Al aficionado se le toma en cuenta para que compre entradas y camisetas, pero se hacen mínimos esfuerzos porque se sienta más cerca de su equipo. Incluye el tema mediático por supuesto, donde resulta imposible para muchos.