-Cuando te toca aunque te quites, y cuando no te toca aunque te pongas-, así me respondió un día el matador Rodolfo Rodriguez “El Pana”, cuando le pregunté, ¿matador no te da miedo a tu edad ponerte delante de un toro?, fue una entrevista tras su resurrección taurina, tras aquella faena a “Rey Mago”, la tarde de las suripantas, la tarde en que muchos encontraron el sentido de las corridas de toros, el día en que la fiesta le hizo justicia a un torero, el día tras el cual comenzó mi amistad con don Rodolfo Rodriguez, y también con “El Pana”.Rodolfo Rodriguez “El Pana”, fue la última persona en México, que encarnó realmente la figura del torero, fue el eslabón que unía al pasado con el presente, sin él, a la fiesta se le hizo un hueco, que no se ve como se pueda llenar y no es que tenga que nacer otro “Pana”, pero los toreros de hoy no cuentan con esa magia única del torero de Apizaco, hay quienes se han adjudicado ciertas cosas de él, pero no los hace originales, los hace copias. Don Rodolfo Rodriguez y “El Pana”, trascendieron en el tiempo, uno como un hombre de fortalezas y el otro como un torero único. Por qué me refiero a él como dos, porque así era, el mismo lo decía el hombre uno, el torero otro, el primero fue introvertido, el segundo extrovertido, uno sufría, el otro gozaba, tal vez por eso es que “El Pana”, el torero, murió primero que don Rodolfo Rodriguez, quien lo hizo casi un mes después.Así como ahora me encontraba en Aguascalientes el 1 de mayo de 2016, con el deseo de terminar la cobertura de la feria y volver a casa, era domingo, estando en la corrida el primer rumor, le pegaron al Pana, en Ciudad Lerdo, pero nadie sabía la realidad ni la magnitud del percance. Al llegar a la habitación del hotel comencé a hacer mil llamadas, el rumor se fue volviendo realidad y además terrible. Pude hablar con el mozo de espadas del maestro, con el famoso “Calafia”, quien con la voz quebrada me dijo que el torero había caído mal y que había quedado inconsciente, al insistir más en saber, me dijo lo están operando, pero al parecer es muy grave y me habló de una posible lesión de columna, lo cual me confirmó el doctor Jorge Uribe, quien ya estaba en contacto con los médicos que lo atendían en la ciudad de Torreón, pasaron las horas y el rumor se hizo realidad, don Rodolfo Rodriguez, tenía una lesión medular que lo dejaría parapléjico, así me lo dijo el doctor Jorge Galvan, quien además confirmo que su estado era grave y también me aseguro el daño era irreversible y por la condición de don Rodolfo, su vida estaba comprometida.De Torreón fue trasladado a Guadalajara, la esperanza de que se recuperará nunca se perdió, y más cuando había síntomas de ello, pero era una realidad que eso no sucedería, y 32 días después de la corrida de Ciudad Lerdo, Durango, la noticia esperada me la confirmó el doctor Francisco Preciado, don Rodolfo Rodriguez, fallecía.En lo personal me queda claro “El Pana”, el torero, murió el 1 de mayo, en una plaza de toros, y el encargado de arrebatarle la vida, fue un toro, “Pan Francés”, de Guaname. El torero, murió como lo deseo en una tarde de toros y vestido de luces, el hombre dio el paso a la vida eterna 32 días después.Quince, veinte días antes, tuve la oportunidad de estar con el, de entrevistarlo y de convivir, fue curioso, porque al entrevistar y grabar lo hicimos con el torero, lleno de orgullo, poder y magia. Después nos quedamos con don Rodolfo, comimos y platicamos y ahí descubrí al hombre cansado, avejentado y solitario. Fue la última vez que estuve con él, la última vez que le mostré mi admiración y afecto, fue la última vez que el también me dio muestra de su amistad, después lo vi en Texcoco, ahí el Pana, cumplió con su encerrona, ahí nos despedimos y sin querer tras entrevistarlo tras la gesta, y decirme que el ya no estaba para seis toros, no quise creer que esa sería la última vez que sentía el saludo gitano de un hombre y de un torero que ya había trascendido en el tiempo.