Este Viernes puede ser el día más esperado en cada ciclo mundialista para la Selección Mexicana. El día de conseguir el boleto a la máxima justa del futbol, sin embargo, no se percibe esa alegría en el medio pese a que no se tenía una eliminatoria tan tranquila desde hace 12 años.En la gran mayoría de aficionados, periodistas, ex jugadores y técnicos, encuentro incomodidad y  desconfianza con la Selección Nacional y su entorno. Hartazgo con el discurso de Juan Carlos Osorio. Signos muy alarmantes pese al liderato en el hexagonal.Las competencias del verano han sido muy costosas para el técnico colombiano. Se esperaba que al llegar esta fecha la Selección Nacional hubiera cumplido con tres objetivos: derrotar a Estados Unidos en el Azteca, tener una actuación decorosa en la Copa Confederaciones y por lo menos llegar a la final de la Copa Oro. Quizá se realizó sólo el segundo punto, aunque muchos pensarán que no, con argumentos válidos y respetables.Todo esto ha sido generado por las decisiones tomadas por Juan Carlos Osorio para armar las convocatorias, las alineaciones de cada partido y la poca autocrítica del cuerpo técnico y directivos de la Federación. Los cambios en la estructura de las Selecciones nacionales anunciados la semana pasada parecen tener como objetivo no modificar nada, sólo aparentar que se busca hacer algo diferente.Conseguir el pase al Mundial debe ser la obligación principal y que luce ya inminente. Lo que se ve más complicado es volver a enamorar a la afición, y quedan cuatro partidos para ello. Si se mantiene esta tendencia a la baja en la aceptación del técnico por parte de la opinión pública, su continuidad quedará en riesgo más allá de que se le defienda, recordándonos que el objetivo más importante lo cumplió tranquilamente. Ya sucedió en 1997 con Bora Milutinovic.Evidentemente no es lo ideal. En el futbol la continuidad de los técnicos y la consolidación de los proyectos constituyen la piedra angular de los equipos exitosos, sin embargo, lo que confirma esta teoría es una evolución sobre el terreno de juego. Con Juan Carlos Osorio no hay retroceso, pero tampoco regularidad. Vemos un buen partido del Tricolor y después varias actuaciones deficientes. Es cierto, se trata de un mal que padece la Selección desde hace muchos años, bajo el mando de varios técnicos, pero en el caso actual nos queda la duda de que esta irregularidad también sea provocada por las teorías de Juan Carlos Osorio.