Atlanta se volvió un caos con la cantidad de eventos, carros y personas en el downtown. Tomé la ruta habitual y al aproximarme al centro de la ciudad todo era un enorme estacionamiento. Me llevó más de una hora avanzar 100 metros. Cuando pude desviarme me tomó al menos otra media hora encontrar un estacionamiento. Finalmente lo logré, pagué 50 dólares y a caminar para llegar al Atlanta Sky View (la rueda de la fortuna de la que ya había platicado en días pasados). Hice casi una hora de fila para poder subirme y admirar Atlanta desde las alturas. Me tocó el cubículo decorado con el logo de los Potros de Indianapolis.Desde lo alto la ciudad parecía un hormiguero. Tras cuatro vueltas bajamos y me sentí como en el metro Pino Suárez en hora pico. Era difícil caminar entre tanta gente. Hay grupos y organizaciones que aprovechan la ocasión y la concurrencia para mandar mensajes con altavoces, con predominio de los religiosos. Otros que protestan por diversas causas. Me llamó particularmente la atención un grupo que estaba en contra de la circuncisión, todos vestidos de blanco y con manchas rojas simulando sangre a la altura de los genitales, con pancartas en las que señalaban que era una violación a tu integridad sexual, que los doctores que la practican debían ir presos, etcétera.Esta ciudad también es conocida por ser la sede de una famosa marca de refresco que tiene aquí una especie de museo interactivo, y también colinda con el Centennial Olympic Park.También está el Georgia Aquarium (Acuario de Georgia), uno de los mejores del mundo. No me quedé con las ganas y entré para apreciar las especies marinas que tienen en este lugar. Quedé impactado con los tres tiburones ballena que presumen. Un amigo, Omar Morán, que de este tema sabe bastante, me comentó que sólo este acuario y el de Japón tienen en exhibición tiburones ballena. ¡Vaya animal majestuoso! Las mantarrayas, los dragones marinos y los cangrejos araña japoneses (que por cierto son enormes), también me sorprendieron.Seguíamos caminando por el downtown y vimos a unos policías lanzando pases con un balón de americano, totalmente inmersos en el ambiente del Super Bowl.Llegamos al College Football Hall Of Fame (Salón de la Fama del futbol americano colegial) pero no pudimos entrar, estaba listo para tener un evento privado organizado por Sports Illustrated.Y hablando de eventos, la NFL celebró su octava edición del “NFL Honors”, en el Teatro Fox, que también está en el downtown. Como se esperaba Patrick Mahomes, QB de Kansas City, fue nombrado el Jugador Más Valioso de la temporada. Saquon Barkley, corredor de los Gigantes, fue el novato ofensivo del año, mientras que el linebacker de Indianapolis, Darius Leonard, fue designado el novato defensivo del año. El reconocimiento a Jugador Defensivo del año fue para Aaron Donald, tackle defensivo de los Rams y que este domingo estará en el Super Bowl. Matt Nagy, de los Osos de Chicago, fue nombrado Coach del Año. Andrew Luck, QB de los Colts, fue el Regreso del Año.También se dieron a conocer a los nuevos miembros del Salón de la Fama, en una clase con cuatro jugadores de perímetro: Champ Bailey, Ed Reed, Ty Law y Johnny Robinson, además de Tony González, Kevin Mawae, Gil Brandt y el fallecido dueño de los Broncos Pat Bowlen.Hicimos los últimos enlaces para Yarda 1, desde “casillero de Tom Brady” dispuesto en la Super Bowl Experience.Para salir del downtown y tomar el freeway también fue caótico. Y es que había un tremendo accidente en el que se vieron involucrados tres carros (¿recuerdan que ayer les platicaba de los borrachos?). Los autos accidentados quedaron destrozados, como si Godzilla los hubiera aplastado, para que se imaginen el impacto. Los servicios de emergencia y policiales ya se encontraban en el lugar.Me fui a cenar unas costillitas. Llegué al lugar y tuve que esperar 40 minutos para que me asignaran mesa. Y es que estaba a reventar. ¿Recuerdan que les platicaba que en Boston la mayoría de la población es gente blanca? Aquí en Atlanta es todo lo contrario, el 80 o 90 por ciento de la población son afroamericanos. Bueno, el lugar al que fui a cenar todos, absolutamente todos eran afroamericanos... y yo. Me asignaron una mesa, pero era tal la cantidad de gente que se me acercó un hombre para preguntarme si sus primos podían sentarse en mi mesa. Me dijo que era buenas personas y demás. Acepté. Terminé compartiendo la mesa con un hombre y dos mujeres que venían de Birmingham, Alabama. Como gesto de agradecimiento querían invitarme algo de beber o una entrada. Una de las mujeres me pidió que escogiera entre alitas, quesadillas y otros platillos. Le dije que yo ya había ordenado y le agradecí. La mesera me llevó mis costillas y mi limonada, acabé de comer, pagué mi cuenta y les deseé una buena noche.Así vivimos el día previo al Super Bowl LIII.