“Dejarse de mariconadas”. Expresión coloquial y hoy día políticamente incorrecta que utiliza el técnico de Tigres, Ricardo Ferretti, para exigir una mayor cultura deportiva a los futbolistas de la Liga en México.Rechaza específicamente fingir faltas, tratar de engañar al árbitro y considera que 5 tarjetas amarillas para una suspensión de un partido son demasiadas.Argumentos válidos viniendo de un tipo al que se le considera un técnico que suele enseñar, por lo que supongo que esta cruzada la habrá iniciado con algunos de sus jugadores como Damm, Aquino y Sosa, veloces y de fácil contacto en la cancha, o tal vez ya “sugirió” a su figura André-Pierre Gignac que no “maltrate” a los árbitros y auxiliares como suele hacerlo semana a semana.En la búsqueda de una mejoría en los hábitos de futbol, hace falta mucha más educación en cada uno de los que integramos la comunidad profesional del balompié (sucede que decir “familia futbol” no es un término que agrade a las mayorías).Educación para que los árbitros entiendan que no todo contacto en la cancha, que venga acompañado de un gran salto y un grito desgarrador de quien lo recibe, es forzosamente una jugada de tarjeta.Los técnicos que al silbante le exigen perfección, pero que buscan obtener ventajas en sus localías utilizando a los niños baloneros como cómplices para retrasar el juego y sacar de sus casillas a los jugadores visitantes.Qué tal si los medios dedicamos menos tiempo para analizar o mejor dicho calificar al trabajo de los silbantes en favor de referirnos más al juego en sí.Así, sumando nuestros respectivos granos de arena se puede llegar a alguna parte.  Nos dejamos entonces de cosas que Ricardo Ferretti, con la mejor intención y desatinado gusto, llama “mariconadas”.Complicado, muy complicado de verlo, por lo menos en un futuro reciente.