Entiendo que además de las consecuencias ya conocidas en las suspensiones de Pablo Aguilar y Enrique Triverio (Que por cierto serán modificadas por el TAS una vez que América y Toluca hagan sus respectivas apelaciones) habría que hacer un ejercicio de autocrítica general, que no lleva a entender, qué nos llevó a un momento tan penoso y tan mal manejado.Los jugadores y una reflexión acerca de en que momento perdieron la distancia en su relación con el arbitraje. Cuando se rompió la delgada línea de respeto que debe haber con la autoridad.Los técnicos quienes abonan semana a semana, relacionando al arbitraje directamente con los resultados obtenidos por sus equipos, siempre y cuando hayan sido negativos.Los árbitros, deficientes en términos generales en la aplicación de la ley dentro de una cancha.Los líderes del “movimiento”: Roberto García Orozco y qué le impidió convertirse en un silbante de élite, cuando muchos pensaban que podría haber sido. Paul Delgadillo y el motivo de una inconsistencia que le impide ligar buenas actuaciones. Chacón, quien a mi juicio debería estar fuera del arbitraje y así sucesivamente.La Comisión de Arbitraje y la exigencia de una mejor capacitación para los que están y para quienes están por venir. Es evidente que la “baraja” arbitral se renovará en un futuro inmediato.Aquellos periodistas que “apoyan” la protección al silbante, pero son los primeros que los acusan de corruptos o incapaces, cuando toman decisiones en contra de sus intereses personales. O que aplauden que no haya futbol, cuando habría de lamentarse una situación así.La revisión, por parte de las autoridades federativas de un reglamento de sanciones que hoy luce obsoleto.Podemos seguir enumerando las situaciones a considerar después de un movimiento que nos dejó sin futbol el pasado fin de semana.¿Qué agregaría usted?