Luka Modric y su mentalidad de luchador forjada bajo la guerra en Croacia en su niñez

El volante sufrió en la Guerra de los Balcanes en 1991 y su camino a nivel profesional mostró su temperamento forjado tras los duros momentos.

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El camino de Luka Modric al momento estelar que vive en la final de Rusia 2018 tuvo situaciones que forjaron su carácter y le sirvieron para dar el salto de calidad al punto de ser una figura mundial.

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Modric arrancó su carrera en Dinamo Zagreb en 2003 a sus 18 años, tras una niñez que en 1991 en la Guerra de los Balcanes lo obligó a huir luego de que su abuelo fuera fusilado al frente de su casa.

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Modric huyó con sus padres de Obrovac a Zadar, un centro de refugiados, donde empezó a jugar fútbol. Esa carrera lo llevó a ser profesional e incluso en 2006 fue mundialista con Croacia con 21 años.

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Modric se consolidó con Croacia, que declaró su independencia de Yugoslavia en ese 1991 en medio de los bombardeos que el jugador vivía. En los momentos de calma, el fútbol era su excusa de felicidad.

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Varios de los técnicos que lo vieron en Zadar reconocieron que no imaginaban que Modric llegaría a profesional. El volante disputó con Croacia la Euro 2008 y fue líder de grupo por encima de Alemania.

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Modric erró en los penaltis que dejaron eliminado a Croacia en esa Eurocopa. Esos malos momentos son parte de la construcción de carácter del jugador. Levantarse tras caer era su única opción.

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Luka Modric empezó a chocar contra los grandes de Europa cada vez más seguido y de a poco se convirtió en el eje de una nueva generación, que reemplazaba a Robert y Nico Kovac, entre otros.

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Su llegada al Tottenham, donde coincidió con el mexicano Giovanni Dos Santos, fue otro punto clave para tener una competencia cada vez más dura. Ese fue otro salto de calidad.

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El volante se convirtió en un indiscutible en Croacia a pesar de su juventud. La calidad del jugador era sobresaliente y solo fue cuestión de tiempo para asumir el liderazgo.

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En Tottenham, su fútbol eficiente y veloz también se ganó los elogios en un equipo que junto a él empezó a tener cada vez más protagonismo a nivelo local e internacional.

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Esa nueva generación liderada por Modric tuvo a otros como Mario Madzukic e Ivan Rakitic, debutantes en 2007, que eran parte de un nuevo proceso.

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A pesar de su calidad, Croacia se quedó por fuera del Mundial del 2010 al quedar con un punto menos que Ucrania, que peleó por el repechaje en esa zona de eliminatorias.

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Sin embargo, la recuperación era un modo de vida para Modric, acostumbrado a volver a salir adelante. En ese camino en Tottenham se encontró con Gareth Bale, con quienes sobresalieron.

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Modric volvió a vivir una decepción muy grande al quedar eliminado en la fase de grupos de la Eurocopa de 2012, situación que podría acabar con cualquiera menos con él. Estaba dispuesto a luchar.

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El volante se consolidó como uno de los jugadores más importantes del Tottenham, donde llegó a su techo futbolístico.

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Fue allí donde le pidió a los directivos del club inglés que permitieran su salida en 2012 para un equipo más grande.

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Así fue como Modric llegó a Real Madrid en 2012, para convertirse en uno de los actuales referentes del equipo blanco.

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Su llegada estuvo acompañada de títulos e incluso el croata puede presumir de cuatro Champions League ganadas desde su arribo. A pulso se ganó un lugar indiscutible en el equipo blanco.

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No obstante, Modric sumó una nueva deuda con Croacia al quedar eliminado en la fase de grupos del Mundia de Brasil 2014, con el local y México como sus verdugos.

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Aún así, esa generación con Modric como líder y Mandzukic y Rakitic como sus socios se mantenía confiada de alcanzar la gloria.

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Luego de quedarse en octavos de la Euro a manos del campeón Portugal, Croacia vivió una dura eliminatoria y solo alcanzó el cupo a Rusia 2018 en repechaje de la mano de Modric contra Grecia.

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Modric surgió como la gran figura de Croacia en el Mundial, derrotando entre otros a Argentina (que lo venció en el Mundial de 2006) y siendo la gran figura del equipo en el camino a la final.

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Ese es el camino de Luka Modric que, con mentalidad de guerrero forjada bajo la guerra en su niñez, ha liderado a Croacia a la final de Rusia 2018 y es un candidato a ser el mejor jugador del mundo.

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