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Víctor Espinoza gana la triple corona hípica

Se convirtió en el primer latino en ganar la triple corona hípica en Estados Unidos.

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El jockey mexicano Víctor Espinoza no nació entre los establos de carreras, de hecho el hidalguense nació en Tulancingo en 1972, ‘en el rancho’ como él mismo dijo. Uno de sus primos lo llevó por primera vez a las carreras de caballos cuando tenía 14 años y ahí cambió su vida para siempre.

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Imagen Mark Humphrey/AP
El jockey mexicano Víctor Espinoza no nació entre los establos de carreras, de hecho el hidalguense nació en Tulancingo en 1972, ‘en el rancho’ como él mismo dijo. Uno de sus primos lo llevó por primera vez a las carreras de caballos cuando tenía 14 años y ahí cambió su vida para siempre.
El joven de no mucha estatura buscó poder entrar en ese mundo, aprender y preparar caballos y eventualmente logró montar y competir. Tuvo victorias en el Hipódromo de las Américas en México y sus sueños empezaron a ser cada vez más grandes.

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Imagen Mel Evans/AP
El joven de no mucha estatura buscó poder entrar en ese mundo, aprender y preparar caballos y eventualmente logró montar y competir. Tuvo victorias en el Hipódromo de las Américas en México y sus sueños empezaron a ser cada vez más grandes.
Entonces volteó la mirada a Estados Unidos y entonces se atrevió a saltar la frontera y como indocumentado llegó a San Francisco, California, donde de inmediato buscó trabajar con los caballos y así lo hizo cuando un entrenador que apenas hablaba español, se comunicó con un mexicano que no hablaba nada de inglés.

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Imagen Seth Wenig/AP
Entonces volteó la mirada a Estados Unidos y entonces se atrevió a saltar la frontera y como indocumentado llegó a San Francisco, California, donde de inmediato buscó trabajar con los caballos y así lo hizo cuando un entrenador que apenas hablaba español, se comunicó con un mexicano que no hablaba nada de inglés.
Se le dio un caballo para prepararlo y tan buen trabajo hizo que le dieron un billete de cien dólares, cuando se pagaban sólo diez por esa labor de entrenamiento. Sabía que estaba en donde debía estar su pasión y aprovechó todo lo que pudo.

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Imagen Diane Bondareff/Invision for Longines
Se le dio un caballo para prepararlo y tan buen trabajo hizo que le dieron un billete de cien dólares, cuando se pagaban sólo diez por esa labor de entrenamiento. Sabía que estaba en donde debía estar su pasión y aprovechó todo lo que pudo.
Su carrera fue en ascenso poco a poco y su nombre se empezó a conocer en todas las pistas de carreras, en el paddock y los establos y se convirtió en uno de los jinetes más famosos de Estados Unidos.

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Imagen Garry Jones/AP
Su carrera fue en ascenso poco a poco y su nombre se empezó a conocer en todas las pistas de carreras, en el paddock y los establos y se convirtió en uno de los jinetes más famosos de Estados Unidos.
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Buscó la triple corona dos veces sin tener éxito, pues una de las tres carreras se le resistía cada vez, hasta que la vida lo llevó a montar a American Pharoah, el caballo que llevaba el alma de faraón, pero que en su registro su nombre estaba mal escrito, tal vez por ello se impuso para obtener su propia fama.

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Imagen Mark J. Terrill/AP
Buscó la triple corona dos veces sin tener éxito, pues una de las tres carreras se le resistía cada vez, hasta que la vida lo llevó a montar a American Pharoah, el caballo que llevaba el alma de faraón, pero que en su registro su nombre estaba mal escrito, tal vez por ello se impuso para obtener su propia fama.
Era el año 2015 cuando se llevó el Derby de Kentucky, primera de las tres grandes de las carreras de caballos en Estados Unidos, luego Priakness Stakes en Baltimore, Maryland fue la segunda competencia que lo emocionaba. Era una dupla demoledora que vencía con ventaja.

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Imagen Mark Humphrey/AP
Era el año 2015 cuando se llevó el Derby de Kentucky, primera de las tres grandes de las carreras de caballos en Estados Unidos, luego Priakness Stakes en Baltimore, Maryland fue la segunda competencia que lo emocionaba. Era una dupla demoledora que vencía con ventaja.
Ese caballo nunca se mostró cansado y salió desde el quinto cajón y cuando la puerta se abrió, tardó en salir, pero pronto emprendió veloz remontada para liderar antes del primer poste, con ritmo, con velocidad con la decisión que permitió a Espinoza sentir la victoria desde entonces.

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Imagen Garry Jones/AP
Ese caballo nunca se mostró cansado y salió desde el quinto cajón y cuando la puerta se abrió, tardó en salir, pero pronto emprendió veloz remontada para liderar antes del primer poste, con ritmo, con velocidad con la decisión que permitió a Espinoza sentir la victoria desde entonces.
“En la primera vuelta fue la mejor sensación que he experimentado en mi vida”, dijo a los reporteros. Los 90 mil aficionados presentes gritaron todo el trayecto de la carrera. 2.4 kilómetros de gritos por las apuestas invertidas por la emoción de los cascos sobre la arena y los jadeos de las bestias de la velocidad.

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Imagen Garry Jones/AP
“En la primera vuelta fue la mejor sensación que he experimentado en mi vida”, dijo a los reporteros. Los 90 mil aficionados presentes gritaron todo el trayecto de la carrera. 2.4 kilómetros de gritos por las apuestas invertidas por la emoción de los cascos sobre la arena y los jadeos de las bestias de la velocidad.
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Al final, dos largos de ventaja fue su victoria, American Pharaoa hizo la hazaña 37 años después, pues desde 1978 nadie había logrado ganar la triple corona y el último había sido Affirmed con su jinete Steve Cauthen.

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Imagen Hans Pennink/AP
Al final, dos largos de ventaja fue su victoria, American Pharaoa hizo la hazaña 37 años después, pues desde 1978 nadie había logrado ganar la triple corona y el último había sido Affirmed con su jinete Steve Cauthen.
Ahora la historia colocaba a uno de los más famosos jockeys en la unión americana como el 14° en ganar la triple corona con su demoledor caballo. El primer latino en la historia y tenía que ser mexicano, de Hidalgo.

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Imagen Hans Pennink/AP
Ahora la historia colocaba a uno de los más famosos jockeys en la unión americana como el 14° en ganar la triple corona con su demoledor caballo. El primer latino en la historia y tenía que ser mexicano, de Hidalgo.
Dos minutos con 26 segundos y 65 centésimas, el sexto tiempo más rápido en la historia de Belmont Stakes.

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Imagen Ringo H.W. Chiu/AP
Dos minutos con 26 segundos y 65 centésimas, el sexto tiempo más rápido en la historia de Belmont Stakes.
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