Alberto del Río aseguró que nunca existió una agresión sexual hacia su pareja, y reconoció que sí hubo una infidelidad en su propia casa que desató la furia de su pareja. El luchador mexicano también agradeció a su papá, Dos Caras, por todo el apoyo que le dio cuando estuvo deprimido.
Alberto del Río cuenta el 'infierno' que vivió por demanda
El luchador mexicano agradeció el apoyo de su padre, Dos Caras, cuando estaba deprimido.
“Pasé a ser un ícono de la lucha libre, el orgullo de México, a ser considerado un criminal. Yo soy completamente inocente de esos cargos horribles que se me están imputando”, aseguró en una entrevista donde dio los pormenores del suceso.
“Fue un problema entre mi pareja y yo en el que desgraciadamente cometí un error, cometí una infidelidad en nuestra propia casa que provocó la rabia, el rencor, el odio desmedido de la persona que se suponía iba a ser la mujer de toda mi vida”.
“Después de que pasó todo este escándalo y de que se me acusó de lo que se me acusó, ella a las semanas después retiró los cargos. Yo, aunque me moría por decirle al mundo que mi expareja había retirado los cargos, no tenía permitido hacerlo para no entorpecer, el caso que estamos llevando aquí en San Antonio, Texas.
“Retiró los cargos, tuvo el valor de hablar con las autoridades y les dijo que ella fue por violencia doméstica, pero que en ningún momento existió un secuestro porque vivíamos juntos desde hace muchísimo tiempo y que nunca existió un asalto sexual, que ese rumor que está allá fuera es ridículo, sobre todo tratando de afectar a su hijo, al pequeño Matías, el niño ni siquiera estaba en la casa”.
Alberto del Río también tuvo palabras de agradecimiento para su padre, el histórico luchador Dos Caras, quien lo levantó de la depresión en la que se sumió tras ser linchado mediáticamente.
“Gracias por tantos años de cariño y de amor, a mi jefecito chulo, Dos Caras, a mi papacito, mi viejo que está viendo esta entrevista y que siempre me dijo cuando estaba con doscientas setenta y tantas libras en depresión: ‘levántese cabrón porque usted es mi hijo y yo lo crié para ser el más grande, levántese porque no está acabado y lo están esperando allá fuera’. Mi viejo chulo, te amo con todo mi corazón”.