MONTEVIDEO, Uruguay.- La selección uruguaya venció en la tercera jornada del Sudamericano Sub'20 por 2-0 a la paraguaya, que luchó durante todo el partido para dar la vuelta a un marcador que la condenaba a la parte baja de la clasificación final.

La vitoria sitúa a Uruguay en la cumbre del hexagonal, empatada a 7 puntos con la ofensiva Argentina, con la que se verá las caras en la última fecha del campeonato, el próximo sábado.

Con las gradas del estadio Gran Parque Central de Montevideo colmadas de aficionados de la Celeste, Paraguay se presentó sin miedo ante la anfitriona, ávida por alzarse campeona del torneo en casa.

La Albirrojita estaba haciendo méritos y creando situaciones de peligro, cuando la Celeste se impuso en el marcador a los 21 minutos con un cabezazo de Franco Acosta, que recibió una brillante asistencia del lateral Mathías Suárez.

Aún así, los guaraníes no desistieron y siguieron presionando, para sorpresa de los anfitriones que esperaban que basaría su sistema de juego en una inquebrantable defensa como hizo en los encuentros anteriores.

Suárez volvió a aparecer en el minuto 36, con un potente lanzamiento a 30 metros de la portería paraguaya que rozó peligrosamente el travesaño.

Un minuto más tarde, Gastón Pereiro superó al portero guaraní y cristalizó con el segundo tanto de cabeza el dominio charrúa.

Con los dos goles, los uruguayos, crecidos, no daban respiro a Paraguay, cuya ofensiva inicial se apagaba al candor de la temprana derrota.

El segundo tiempo inició con un parada salvadora del portero de Uruguay, que evidenció que los guaraníes volvían al terreno de juego al abordaje, dispuestos a no conformarse con el resultado.

Contra las cuerdas, Paraguay en la penúltima posición de la clasificación no quería regalar la pelota a los uruguayos, que poco a poco se hacían con el control del partido, alentados por una hinchada entregada.

La expulsión del paraguayo Ángel Benítez por una entrada violenta en el minuto 64, mermó a los valientes guaraníes, sentenciando el partido a favor de la anfitriona.

En inferioridad numérica, la Celeste bombardeaba sin compasión la meta paraguaya, protegida con firmeza por el portero guaraní Tomás Echague.

Con un Paraguay deshecho, los últimos 10 minutos del partido fueron una fiesta para los charrúas, compartida por las gradas que festejaban sonoramente cada pase.