Fútbol
Racismo en el fútbol europeo: Guardado sufrió de un mal que golpea al deporte
El mexicano fue llamado sudaca a manera de insulto por parte de un rival del Eibar y se une a la lista de ataques de este tipo.
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Andrés Guardado fue llamado sudaca por un rival de Eibar como forma de insulto racista, algo que en el Viejo Continente se ha convertido en una de las grandes amenazas para el deporte.
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El camerunés Samuel Eto'o también sufrió agresiones en la Liga de España, aunque fue por parte del público de Zaragoza. Cada vez que tomaba el balón, en La Romareda hacían sonidos de simio.
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El vergonzoso hecho se presentó en el partido de la temporada 2005-2006 y generó gran indignación. El jugador incluso amenazó con abandonar el terreno.
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El castigo se dio en la cancha con el triunfo de visitante del Barcelona 0-2 contra el equipo que tuvo un sector muy racista.
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Años después, otro jugador del Barcelona fue víctima de racismo. En 2014, a Dani Alves le lanzaron un plátano desde la tribuna del Villarreal en un partido de Liga de España.
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El brasileño reaccionó tomando la fruta, en la que hacían referencia a que es un mono, y la mordió. Barcelona volvió a castigar ese racismo con triunfo 3-2 de visitante.
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El gesto de lanzar plátanos para hacer ver a alguien de raza negra como un simio no es exclusivo de España y en un partido entre Atalanta y Milán sucedió algo similar.
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Algunos jugadores reaccionaron de inmediato con el público pidiendo respeto en medio de la competencia.
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Sin embargo, esas agresiones son una expresa muestra de odio. Por esa razón, la UEFA y la FIFA ahora emiten sanciones muy fuertes para evitar que se repitan.
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Y es que incluso, el racismo aparece como manera de recriminación de los hinchas a los jugadores de su propio equipo, como sucedió en la Eurocopa de 2012 en Inglaterra.
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Ashley Young y Ashley Cole erraron en la tanda de penaltis de cuartos de final contra Italia, lo que al final costó la eliminación. En redes fueron duramente insultados a través del racismo.
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A pesar del odio racista, los jugadores recibieron el respaldo y apoyo de sus compañeros.
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Otro momento muy penoso en la cancha sucedió cuando el uruguayo Luis Suárez tuvo gestos racistas contra el francés Patrick Evra en 2012 al advertirle que lo golpeaba porque era negro.
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Eso generó una sanción de 40 mil libras esterlinas y ocho juegos para el jugador, que después incluso en un partido Liverpool contra Manchester United se negó a darle el saludo al francés.
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Aún así, las asperezas se fueron limando con el tiempo, el respeto creció y eso cerró las brechas del racismo, aquellas que Europa aún mantiene en las cancha y que espera erradicar.
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