Portugal no cree en acuerdo entre Alemania y EEUU para dejarlos fuera del Mundial

Portugal descartó este miércoles un posible acuerdo entre Alemania y Estados Unidos para empatar en su partido del jueves y dejar fuera del Mundial a los lusos y a Ghana, que todavía sueñan con un milagro.

"Somos todos profesionales en el fútbol, no deberíamos pensar eso, debemos respetar la magia del fútbol. Ni siquiera pasa por nuestra cabeza que eso ocurra", dijo el defensa Pepe en conferencia de prensa en Brasilia.

Portugal enfrenta a Ghana el jueves en el estadio Mané Garrincha de Brasilia, a las 13H00 locales (16H00 GMT) y necesita, además de superar una diferencia de goles de -4, que los astros confabulen a su favor y Alemania gane a Estados Unidos (o que ganen los norteamericanos y salvar una diferencia de -1).

"En el fútbol no debe haber miedo. Tiene que haber respeto, dignidad. Tenemos un partido por jugar y Alemania y Estados Unidos también", consideró.

Explicó que, a lo largo de su trayectoria, lo ha movido la filosofía del "yo respeto para que me respeten", y espera que el resto actúe igual.

Por su parte, el entrenador de Ghana, Akwasi Appiah, en conferencia de prensa, alabó las cualidades de ambas escuadras.

"Estados Unidos es un buen equipo, al igual que Alemania. No podemos predecir los resultados ni como el juego terminará, pero creo que ambos tendrán una buena performance", dijo.

Estados Unidos y Alemania se enfrentarán el jueves en Recife, casi 32 años después de aquel infame RFA-Austria del 25 de junio de 1982 en la ciudad española de Gijón (norte).

Ese día, cuando Hrubesch abrió el marcador para la Mannschaft en el minuto 10, los dos equipos, a los que tal marcador aseguraba el pase a la siguiente vuelta, prácticamente dejaron de jugar dedicándose durante 80 minutos a una inofensiva serie de pases sin que ninguno de los dos mostrara la intención de marcar.

Algunos hinchas argelinos, presentes en las tribunas del estadio y cuya selección era la gran víctima de este simulacro de partido, quemaron dinero en las gradas, mientras que el público español agitaba pañuelos blancos como forma de protesta al grito de "fuera". El escándalo fue mundial en los días que siguieron.