De ser “el hijo del técnico” a ser el baluarte de Estados Unidos. Michael Sheehan Bradley es el ejemplo perfecto de compromiso y entrega en el equipo nacional de “Soccer”, como se le llama al deporte más popular del planeta, en el país más poderoso del mundo.Desde su irrupción en la Selección mayor en 2006, Estados Unidos poco a poco fue adquiriendo la forma de Michael Bradley, al grado de que hoy en día, el conjunto de las "Barras y las Estrellas" no podría entenderse o incluso concebirse sin la silueta alta y de cabeza rasurada de este mediocampista. Michael Bradley llamó la atención del técnico Bruce Arena, quien estuvo tentado a llevarlo al Mundial de Alemania en 2006, algo que finalmente no ocurrió. Tiempo después, su padre, Bob Bradley, se hizo cargo de la dirección técnica de la escuadra norteamericana y no dudó en dar una oportunidad a su vástago. Las voces en Sports Illustrated y el New York Times que alegaban nepotismo poco a poco se fueron difuminando al ver la calidad del contención, quien nunca dejó de ser indiscutible a pesar de que su padre dejó el cargo después del Mundial de Sudáfrica.Disciplinado como pocos en el mundo, con una salida tan limpia que se envidia para cualquiera y un instinto de liderazgo puro, Bradley se ha asentado como un símbolo en Estados Unidos. Su presencia en el centro de la cancha ha resultado intimidante para algunos rivales o sencillamente abrumadora por el nivel de este jugador, que llegó a ganar la cinta de capitán al mismísimo Clint Dempsey.Actualmente en el Toronto FC de la MLS, Bradley ha desarrollado su carrera en algunas de las mejores ligas del planeta. Desde su debut profesional en el MetroStars, no pocos equipos europeos pusieron la lupa en la calidad del jugador, quien pasó al Heerenveen de la Eredivisie en 2005. Posteriormente, dio el salto a la Bundesliga con el Borussia Mönchengladbach y también jugó en la Premier League con el Aston Villa.Sus facultades inflexibles a la defensa fueron bien vistas en Italia y en 2011 firmó con el Chievo de Verona para pasar después a la Roma.Con casi 30 años, Bradley es la figura más efectiva con la que cuenta Estados Unidos, con la que ha jugado dos Copas del Mundo (Sudáfrica 2010 y Brasil 2014), además de que ya sabe lo que es ganar una Copa Oro (2007).