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    Opinión: FIFA cambió las reglas del juego para el Mundial de Catar a espaldas de todos

    La FIFA acomoda sus negocios a gusto de todos. Nada como el poder del dinero y de un deporte que a todos gusta y al que nadie quiere incomodar.

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    Por:
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    Luis Figo, Ali Bin al Hussein y Michael van Praag acompañarán a Joseph Blatter.

    Imagen Getty Images
    Luis Figo, Ali Bin al Hussein y Michael van Praag acompañarán a Joseph Blatter.

    La FIFA acomoda sus negocios a gusto de todos. Nada como el poder del dinero y de un deporte que a todos gusta y al que nadie quiere incomodar.

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    Desde que el Mundial del 2022 se le otorgó a Catar surgieron protestas de diferentes sectores. Países que invirtieron mucho dinero en llevar una propuesta coherente y viable, como por ejemplo Estados Unidos, se sintieron defraudados por la elección de un país sin tanta tradición futbolística y que presentaba un problema insolucionable: el insoportable calor veraniego del desierto.

    La respuesta de FIFA y Catar no tardó en llegar para acallar las voces. "Los estadios tendrán aire acondicionado", nadie iba a pasar calor.

    Cuando las aguas se calmaron, surgió entonces el plan B: El Mundial se puede jugar en invierno y no habrá problema con el calor. Era obvio que los estadios con aire acondicionado no eran la solución, pues afuera de los estadios el calor seguiría. Los campos de entrenamiento, las calles por las que camina la gente, etc. no pueden tener aire acondicionado.

    Desde un principio la FIFA sabía que el Mundial de verano en Catar era inviable. Simplemente fue sacando excusa tras excusa, capoteó todos las embestidas de los enemigos de la idea hasta dar el golpe final. El anuncio de que su posición oficial es la de un Mundial entre el 19 de noviembre y el 23 de diciembre.

    El tiempo ha ayudado a la FIFA a ganar apoyos para su plan. Bien sea con dinero, bien con relaciones públicas, FIFA ha comprado respaldos para un Mundial en invierno.

    Las Federaciones de países se han plegado a los deseos de FIFA, porque saben que es una gran fuente de recursos y no conviene oponerse. Las televisoras que tienen los derechos -quizás una de las trabas más fuerte que iba a encontar la FIFA debido a lo complejo y costoso que resulta reprogramar todo un calendario anual- también aceptaron el Mundial en invierno a cambio de tener automáticamente los derechos del Mundial 2026.

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    Ahora FIFA solo enfrenta la oposición de las Ligas, pero éstas están huerfanas del apoyo de sus Federaciones. Los torneos europeos se tendrán que adaptar a un mundial atravesado en la mitad de su competencia.

    La FIFA debió haber sido más honesta desde el principio de la licitación para así haber evitado a otros países participar contra alguien que iba a ganar contra todas las reglas del juego.

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