Estados Unidos (Selección de futbol) | Copa Oro | 2015
Michael Bradley: el jugador más tiki-taka de la historia de Concacaf
El hijo de Bob Bradley fue educado desde pequeño para pulir ese toque sofisticado, único en el Team USA.
Por:
TUDN
Hasta antes de Michael Bradley, los futbolistas estadounidenses se caracterizaban por su fortaleza física y velocidad. No tanto por la depurada técnica de golpeo.
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Desde la cuna, Bradley mamó fútbol soccer en Chicago y Nueva Jersey. Debutó con 16 años en la MLS con los MetroStars en 2004.
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Cuando su padre Bob fue contratado como seleccionador de la mayor de Estados Unidos en 2007, Michael comenzó su propio proceso con la Sub20.
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Eran los años de Landon Donovan en su apogeo físico como delantero, pero el Team USA precisaba otras posiciones también.
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Así que, de a poco, Michael fue fogueándose en duelos amistosos con la mayor contra los mejores futbolistas del planeta.
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Su primera experiencia en un torneo oficial de la FIFA fue en el Mundial Sub20 de Canadá 2007, donde también participaron Luis Suárez, Gerard Piqué, Alexis Sánchez y Sergio Agüero.
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Para entonces ya llevaba un par de temporadas en el Heerenveen de la Eredivisie, luchando contra rivales de la talla de Klaas Jan-Huntelaar.
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A Bob Bradley jamás lo acusaron de favoritismo convocando a su hijo a la selección, ya que el chico tenía calidad patente.
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Papá Bradley es un estudioso del juego que solía colocar a Michael como mediocampista al lado de otro mediocampista más defensivo, como Ricardo Clark del Houston Dynamo.
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En México no era muy conocido hasta que le hizo un doblete a Oswaldo Sánchez en Columbus rumbo a Sudáfrica 2010. El marcador fue dos a cero.
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Ese mismo año, Estados Unidos jugó la Confederaciones y eliminó a España en semifinales.
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España era entonces la mejor selección del mundo, pero el Team USA logró vencerla con presión asfixiante y organización defensiva.
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Bob Bradley comenzó a ganar reconocimiento como un buen estratega del fútbol internacional.
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El 1-1 entre Inglaterra y Estados Unidos de Sudáfrica 2010 demostró que Michael Bradley podía competir con pesos pesados como Frankie Lampard.
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En ese mundial, el Team USA brindaría algunas excelentes actuaciones colectivas.
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Una fue la del partido que perdía 2-0 contra Eslovenia y vino de atrás para empatarlo 2-2. Bradley incluso le metió un golazo de bote pronto a Samir Handanovic.
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Bob Bradley había sido sorprendido por los eslovenos, pero modificó tácticamente y rescató un punto que debieron ser tres.
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Y es que el 3-2 a favor de Estados Unidos fue anulado injustamente.
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Antes de Sudáfrica, Bradley ya se había consolidado en la Bundesliga con el Borussia Mönchengladbach.
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Pero después del Mundial fichó por el Aston Villa buscando subir su nivel, aunque no le fue bien, pues no tuvo continuidad.
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Un año después de su fugaz paso por la Premier, se unió al Chievo de Verona de Italia. El calcio italiano fue un ecosistema más propicio para su juego.
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En Italia los jugadores de medio campo deben ser combativos y contar con pie educado. Por eso Arturo Vidal la rompió con la Juventus.
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En 2012 fichó por la Roma que contaba con un arsenal de mediocampistas de gran calidad como Daniele de Rossi, Miralem Pjanic y Francesco Totti.
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Bradley incluso se volvió amigo de Totti, ayudándole mucho en la media cancha.
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Luciano Spalletti fue su técnico en la Roma y le dio mucha confianza.
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Pero echaron a Spalletti y pusieron al francés Rudi García, quien fichó a Radja Nainggolan y sentó a Bradley en 2013.
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Así que, a principios de 2014, Bradley fichó por el Toronto FC de la MLS convirtiéndose en el tercer mejor pagado de toda la liga.
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De cara a la Copa del Mundo de Brasil, Jürgen Klinsmann intentó que Bradley jugara como enganche estilo argentino, poniéndole a Jermain Jones a cubrirle la espalda atrás.
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El experimento funcionó a medias: Estados Unidos dominó a Portugal de CR7 y mereció ganar, pero todo acabó en empate a dos goles.
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La vuelta de Bradley a la MLS no ha sido del todo afortunada: falló un penal crucial y perdió el título frente a Seattle Sounders.
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Pero su calidad es indiscutible. Prueba de ello es el golazo que le metió a México, el Gigante de la Concacaf, en el Estadio Azteca.
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