'¡Perfume, loción y fragancia, que ch*s*m Francia!'

Hasta la Copa del Mundo del 2010, México jamás había vencido al histórico combinado francés. El 2-0 se gritó en el Ángel de la Independencia.

Y ese 2-0 se lloró en París: 'La Noche Triste para Francia'.

'IMPOSTORES' y 'LAMENTABLE', clamó la prensa francesa.

Se dice que Nicolás Anelka en el vestidor mandó a Raymond Domenech 'a tomar por c***, hijo de p*'.

Francia llegaba en horas bajas, pues había empatado a ceros con Uruguay en el primer partido del Grupo A.

México había sacado el empate a un gol frente al anfitrión del certamen y además contó con miles de hinchas en las gradas.

Javier Aguirre sacó un esquema 4-3-3 con Giovani Dos Santos, Carlos Vela y Guillermo Franco adelante.

Como si fuera el General Ignacio Zaragoza, Javier Hernández abrió el camino de la victoria ante los franceses.

'Las armas nacionales se han cubierto de gloria'.

En Francia dijeron que Javier Hernández partió de fuera de juego en su gol.

Jugadores como Eric Abidal y Patrice Evra quedaron derrotados con las rodillas sobre el césped.

México sumaba así cuatro unidades que bastarían para pasar de ronda y dejar sembrados a 'Les Bleus'.

En la lateral izquierda, Carlos Salcido secó a Franck Ribery y a Florent Malouda.

El festejo tricolor quedó completo cuando Cuauhtémoc Blanco fusiló a Hugo Lloris, como en su momento fue fusilado el Emperador Maximiliano.

'El Cuauh' hizo historia anotando en tres mundiales distintos.

Las estrellas francesas perdieron su brillo y fueron congeladas.

André Pierre Gignac entró en el segundo tiempo por Anelka, pero poco pudo hacer.

Ribery venía de alcanzar la final de la Champions con el Bayern de Múnich.

Los aficionados franceses no podían creer el buen fútbol de la selección mexicana.

Mientras tanto, en México, hubo fiesta nacional.

Aficionados, trabajadores de oficinas y vendedores ambulantes se unieron en los festejos del Tri.

La multitud verde se congregó al pie del Ángel de la Independencia, donde se guardan los restos mortales de los héroes patrios.

A los franceses se les caía la cara de vergüenza: al parecer fue un conflicto de vestidor.

Raymond Domenech fue separado del cargo y desde entonces no ha vuelto a dirigir.