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    Antoine Griezmann y la sombra de lo que Carlos Vela fue

    El mexicano solía estar por encima del francés, pero la salida de Griezmann al Atlético y el conformismo de Vela lo cambió todo.

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    Griezmann y Vela en sus buenos tiempos con la Real Sociedad

    Imagen AFP / Getty Images
    Griezmann y Vela en sus buenos tiempos con la Real Sociedad

    A un paso de ser la gran estrella de la Eurocopa 2016 y cerca de ser campeón con su país, Francia. Catalogado como uno de los mejores delanteros del planeta, codiciado por los clubes más poderosos y candidato a ganar el Balón de Oro de este año.

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    Griezmann, con formación infantil en inferiores de Argentina, fue fichado por la Real Sociedad cuando apenas tenía 13 años de edad. Casi al mismo tiempo en la ciudad de Lima, México cosechaba su primer Mundial Sub 17 con Carlos Vela como una de las grandes figuras del torneo, mismo en el que acabó como Bota de Oro.

    El destino quiso que Griezmann y Vela se juntaran en la Real Sociedad y firmaran una de las mejores duplas que se han visto en la historia del club. Además de ser imposibles de detener en el campo, era muy difícil separarlos fuera del campo.

    Pese a que los dos tenían condiciones similares y se alternaban ser la figura del equipo, era innegable aceptar que a Carlos Vela se le veían más condiciones futbolísticas; era más rápido, desequilibrante, técnico, asistidor y goleador que el francés, en pocas palabras, era la estrella de aquella Real Sociedad que en la temporada 2013-2014 alcanzó una histórica calificación a Champions League tras acabar cuartos en La Liga.

    Al acabar esa campaña, Carlos Vela fue incluido junto a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo como los mejores atacantes de España. Mientras Griezmann vivía un poco a la sombra del ‘Bombardero’ en los torneos de clubes, iniciaba con su camino para convertirse en el mejor jugador de Francia.


    En ese momento, todo lo que Carlos Vela tocaba era oro. Desde México se le veía con admiración y con odio, mientras unos lo deseaban en la selección nacional, el atacante se negaba una y otra vez para vestir la ‘verde’ generando cierto resentimiento por parte de la hinchada. Tras la temporada 2013-2014 en la cual nuevamente brillaron ambos, Griezmann decidió ir al Mundial de Brasil 2014 mientras el azteca se enteraba desde la comodidad de su hogar de los resultados del Tri en la justa.

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    Carlos Vela se quedó, y Antoine Griezmann no, literalmente. En aquel verano, uno de los principales rumores de verano apuntaban a que el mexicano ficharía por el Atlético de Madrid, aunque al final, Diego Simeone acabó llevándose al Calderón al delantero francés. Carlos Vela se quedó, y Antoine Griezmann no. Aquel verano marcó el inicio del despunte del galo y del estancamiento del azteca.

    Mientras Vela no pasó de ser el eterno rumor del jugador que se iba para al final quedarse, de ser el hombre que prefería una duela de básquetbol que un campo de fútbol y de ser la estrella que prometía a la que simplemente se acomodaba, Griezmann se volvió imprescindible en los ‘colchoneros’, un fijo en el ‘XI’ y en el favorito de la hinchada. Carlos Vela, simplemente se quedó.

    Ahí, empezaron los problemas y los cuestionamientos al mexicano. Su regreso a la selección mexicana fue tan ilusionante como efímero. Iniciaron las lesiones, las bajas de juego, la disminución de los goles y los reclamos de la directiva y de la grada; su rendimiento bajó y Vela dejó de ser el centro de la ilusión ‘txuri urdin’.

    Ambos siguen siendo amigos y de vez en cuando se dice que podrían volver a jugar juntos, a ver si uno acaba recuperando al otro.

    Hoy la situación entre ambos jugadores es diametralmente opuesta. Griezmann ha sido finalista en dos ocasiones de la Champions League, se hablan de ofertas mareantes de clubes ingleses y franceses, es la estrella de su selección y uno de los mejores jugadores del mundo. Carlos Vela se transformó en la sombra de un jugador al que antes superaba. Hoy, simplemente se quedó.

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