Fútbol

    Los mexicanos jugamos donde queremos...

    La historia de cuatro mexicanos que buscan que la pelota los acoja y les siga dando la oportunidad de vivir del fútbol en diferentes partes del mundo.

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    Por:
    TUDN


    Imagen Univision Deportes

    Por migración, por necesidad, por sueños, también por amor o por adrenalina. Si los futbolistas mexicanos que están en el extranjero nos dijeran algo de sus vidas, serían 218 historias que contar, con distintas miradas, formas de entender el mundo, lecciones e ilusiones.

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    Hoy Univisión Deportes presenta a cuatro mexicanos que están en diferentes partes del planeta buscando que la pelota los acoja y les siga dando una oportunidad en Malta, Suiza, Finlandia y Colombia para dibujar un mosaico de lo que somos por el mundo.

    FELIPE PONCE, JUGADOR DE BOYACÁ CHICO, (Colombia)

    “A veces tienes que firmar o te quedas sin jugar”



    -¿Crees que los directivos en México tratan mal al futbolista?
    -No mal, pero el pacto de caballeros nos ata mucho, dependes de ellos aunque no tengas contrato con algún equipo.

    -¿Y qué piensas de la existencia de dobles o triples contratos en México?
    -A mí me ha pasado, es muy normal porque llega un momento en que los firmas o te quedas sin jugar. Creo que cualquier persona lo haría, es un tema complicado porque puedes perder tu trabajo si no estás de acuerdo.


    *****


    Felipe Ponce es mexicano y se gana la vida jugando futbol en el Boyacá Chicó, un equipo de media tabla del futbol colombiano. No encontró trabajo, le incumplieron algunas promesas laborales y entonces llegó la oportunidad de migrar. No lo dudó. Era eso o prepararse para el retiro. Parece contradictorio pero no lo es: en el futbol mexicano las oportunidades para los propios mexicanos escasean. Así las cosas.

    Los folletos turísticos dicen: “Boyacá es el sitio ideal para descansar, olvidarse de las grandes ciudades, caminar por sus campos, deleitarse con sus páramos, tomar los caminos rodeados de verde que desembocan en el lago más grande de Colombia, la Laguna de Tota”. Para Felipe, sin embargo, es un sitio que se conoce pronto. Hay tan pocas cosas por hacer, que de tanto en tanto mata el tiempo yendo a la lavandería y en sus ratos libres acude al gimnasio, estudia inglés, mira videos sobre las estrategias de Maurizio Sarri y se mensajea con sus papás y dos hermanas. La gente es cálida, amable, pero extraña México.

    “La ciudad no es muy futbolera, así que puedas ir normal por la calle y no se meten contigo”.


    Lo que le ocurre a Felipe se ha vuelto cada vez más normal. Los futbolistas deben migrar o retirarse porque las oportunidades en nuestro país son para los extranjeros o naturalizados. Al menos, 40% de los jugadores de la Liga MX no son mexicanos. “Te la tienes que jugar, gracias a Dios a mí me fue bien, pero sé que no todos tienen la misma suerte”.

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    Esta no es la primera experiencia de Felipe en el extranjero; ya fue a España, donde estuvo unos meses para volver a México. Cuando regresó empezaron las complicaciones porque tuvo que parar, se entrenó en el centro de alto rendimiento de Cesifut, luego tomó la oportunidad en San Luis y de ahí a Loros Colima.

    “No jugar es de las peores cosas que me ha pasado en mi vida”.


    Felipe dice que quiere retomar sus estudios. Después de dejar México no siguió con su licenciatura en mercadotecnia, la cual cursaba online en el Tec Milenio. Ahora aprende inglés y le gusta ver muchos videos y leer libros de táctica. El mismo cuerpo técnico del Boyacá acepta con gusto sus consejos, lecturas o videos para mejorar.

    Dice que está fascinado con los métodos de Maurizio Sarri, el entrenador del Chelsea. “También me gusta ver cosas de Bielsa, Guardiola, Zidane, pero ahora más con Sarri que es un boom en Europa, es difícil de aprender por Internet, pero uno puede ir checando algunas cositas, anotando lo que sea útil”.

    -¿Qué le recomendarías a algún mexicano que está pasándola mal en el país, que no tiene oportunidades y que duda entre salir o no al extranjero?
    -Que luche, que pelee, si tienes ganas y hambre de continuar irás a cualquier lugar al que te inviten a jugar.

    HIRAM MONDRAGÓN, FC LAUFEN (Suiza)

    “El futbol no es para siempre, pero hay que arriesgarse”



    -Y entonces tú cocinas.
    -Si claro, lavo, salgo a caminar con mis hijas, limpio… todo eso que se tiene que hacer.

    -¿Y qué es lo que mejor te sale?
    -Me gusta el Rösti, un platillo tradicional de Suiza. Es papa rayada que se cuece en un sartén con huevo estrellado, tocino y queso.

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    ¿Do you speak english? Así comenzó la otra vida de Hiram Mondragón. En Cancún, con unas vacaciones familiares, allí conoció a Melanie hace ya varios años, se hospedaron en el mismo hotel, se encontraron muchas veces, platicaron y luego ella se fue a casa, él a la suya, se escribían y llamaban por teléfono.

    Tres meses después empezaron una relación a distancia. En ese entonces, Hiram jugaba en Cruz Azul y estudiaba la licenciatura en mercadotecnia en la UVM. “Cuando acabó mi contrato con Cruz Azul me puse a pensar qué era lo que quería y decidí irme con ella, a Suiza. Lo platicamos, me la jugué, me dio un poco de miedo e incertidumbre, pero lo quería hacer”, confiesa.

    Mondragón es defensa central y recita muchos nombres de jugadores que conocemos: Joel Huiqui, Néstor Araujo, Tito Villa... como si fuera necesario para reconocerle cuando su propia experiencia vale por sí sola.

    Cuando llegó a Suiza buscó una prueba con el Basel, un club que juega Champions League donde le dijeron que en cuanto hubiera algo le llamarían. Pero el teléfono sonó y eran del FC Aesch, fue entonces que decidió jugar fútbol en Europa. A la par, le consiguieron un trabajo en una importadora de alimentos. “Aquí en Suiza es normal que las personas tengan dos trabajos”, aclará Hiram.

    Llegó su primera hija, luego la segunda y el acuerdo con su esposa Melanie fue que los dos se harían responsables de la casa. “Si alguien cocina, el otro lava”. Hiram dice que eso es muy normal por allá (¡qué maravilla!). Ambos se hacen cargo del hogar. Desde hace dos años juega en el FC Laufen.

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    Aunque no sea en primera división, Hiram dice que es común que en las categorías inferiores te encuentres a jugadores que han disputado Champions League y que son reconocidos. “ En el FC Aesch tuve de compañero a Scott Chipperfield, que estuvo en el Mundial y disputó la Champions con el Basel”.

    Con el FC Laufen no sólo juega, además colabora y ayuda en tareas de marketing, con las redes sociales del equipo y da ideas sobre cómo difundir el contenido. Hiram dice que siempre tuvo claro que el fútbol no es para siempre. “Debes tener otras opciones, porque en el momento que se acaba se te cierran las puertas de momento y no sabes qué hacer”.


    *****


    -Te dedicas casi todo el día a tus hijas y a la casa…
    -Aquí está la nena, ¿la estás escuchando? -hace una pausa y se escucha que le dice a la niña: ‘mira, ten’-. Aquí es más normal de lo que uno cree, papás que están en casa o que alternan el trabajo 50/50 para que ambos puedan estar con la familia, con los hijos.

    Mientras platicamos, Hiram nunca dice que se fue a Suiza “por amor” a Melanie. Pero sí, se fue por eso, ¿acaso hay otro motivo más grande que el amor?


    ALBERTO RAMÍREZ, AC KAJAANI (Finlandia)

    “Me he sentido más valorado en Finlandia que en México”



    Centro de Alto Rendimiento, ciudad de México, julio del 2003. El entrenador argentino Humberto Grondona llega a la entrevista y le preguntó por los jugadores que van a destacar por México. “Alberto Ramírez es un crack, un jugador que puede estar en cualquier equipo de Europa”. Semanas después llega el Mundial de Finlandia… pasarían seis años más para que Alberto volviera allá para jugar por primera vez en la liga de ese país.
    Quizás, el destino tenga mucho de verdad.

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    -Creo que la etapa más difícil que he vivido en Finlandia fue la segunda vez, porque vine solo, me sentía mal, no estaba con nadie, mi familia estaba en México. Es duro llegar a casa y que no haya nadie que te reciba. En invierno la situación aquí es muy difícil porque las temperaturas llegan a menos 25 o 30 grados centígrados. No hablo el idioma. Hay momentos del año que todo el día está oscuro, a las dos o tres de la tarde ya está todo oscuro.
    Alberto se sincera e intuyo que recordar le duele porque cambia su tono de voz, habla más lento, como si reviviera todos esos momentos. Jugar fútbol es lindo, pero sentirse solo, “es muy duro”, dice.

    Hay al menos 8 cosas por las que muchos se enamorarían de Finlandia:
    1.- Es el mejor lugar para observar las auroras boreales.
    2.- El 70% del país son bosques y los puedes recorrer.
    3.- Es el mejor sitio para esquiar.
    4.- Tiene el aire más limpio del mundo.
    5.- Es el lugar más seguro del planeta.
    6.- Puedes ir al festival de cine del sol de medianoche.
    7.- Es el mejor país para ser madre o niño.
    8.- Allí vive Santa Claus

    Pero para Alberto (y muchos otros pensarán lo mismo), “no hay nada como México, la comida, las personas, tu casa”.

    Ahora es su tercera etapa en Finlandia, su esposa Erika y sus dos hijos, Desiré y Matías, ya están con él. Los niños, dice, se han acoplado de maravilla, hablan el idioma, conviven, y aunque a su esposa y a él les sigue costando adaptarse, se sienten felices porque sus niños están creciendo y conociendo otra cultura.
    Además, cuando habla de su carrera aparece otra verdad . “Yo me he sentido más valorado aquí que en México, mi país”. Suele pasar.

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    Alberto Ramírez ha jugado en tres etapas en Finlandia, ahora lo hace en AC Kajaani, es capitán y referente de su club. Allá ha disputado más de 150 partidos, con 40 goles y 10 asistencias. Y lo que ha hecho no pasa desapercibido, ahora hay seis mexicanos en la liga local: Darvin Chávez, Alberto Alvarado, Óscar Morales, Jürgen Castañeda, Tomi Márquez y él.

    “El jugador mexicano tiene que abrirse puertas en otros países, destacar en otras ligas que creo nos valoran más porque ahora está más complicado en México con las reglas que ponen, llevan muchos extranjeros y a nosotros nos cierran las puertas”, explica Alberto por teléfono.

    Este año termina contrato, no sabe si seguirá en Finlandia. “Ojalá, me gustaría por los hijos, su proceso, pero uno no sabe qué pasará en el fútbol y tiene que trabajar y aprovechar las oportunidades”. Lo que tiene claro es que en un mediano plazo, en unos tres años cuando se retire, volverá a México. “Porque ahí está toda mi familia”. Y sí, como casi todos los de este país que viven fuera, una de las cosas que más extraña es la comida y el picante.

    Un mexicano nunca deja de serlo.

    MISAEL MIRANDA, MOSTA FC (Malta)

    “Creo que lo mío es nunca rendirme”



    Misael ama como Pedro Infante y Jorge Negrete. Es un cariño como los del Cine de Oro mexicano. Casi no ve a Cecilia, sólo en invierno y en verano, y cuando sale con ella tienen que regresar a su casa antes de las 10 de la noche. Ambos son de San Sebastián el Grande, un poblado de Jalisco con 8 mil 500 casas y familias que conservan sus tradiciones.

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    Misael juega en Malta, a 11 mil kilómetros de distancia, y para que ambos se vean tiene que cruzar el Mediterráneo, el Océano Atlántico y el Golfo de México. Solo después llega a sus brazos.

    -¿Cuántos años llevas con ella?
    Tres, me dice.

    - Bueno, ya es algo…
    -Ella ya estaba conmigo cuando no era nadie, cuando no tenía nada y si Dios quiere que yo pueda tener mis cosas me gustaría que ella estuviera conmigo y lo disfrutara.


    *****


    Misael Miranda juega como el enganche y creativo del club Mosta FC en Malta, una pequeña isla del Mediterráneo. Su historia está llena de casualidades, porque una vez mientras jugaba en su pueblo un amigo le miró y le dijo que tenía condiciones para ser profesional. Sí, lo intentó con el Atlas, pero al final no se quedó. Viajó a Estados Unidos y después otro amigo conectó con algunos más que le hicieron viajar a Holanda para hacer pruebas. No fue aceptado porque no tenía ninguna experiencia como profesional.

    Al terminar el tiempo de 3 meses de la visa tuvo que volver a casa y justo cuando parecía que la historia estaba por terminar apareció otra oportunidad. Viajó a Jamaica y de ahí a Malta con el St. Andrews FC, a donde llegó en 2017. Esta temporada pasó al Mosta.

    “Acá (en Malta) estoy solo, tengo un departamento, me tratan muy bien, me ven como un referente, ojalá pueda darles lo que ellos quieren de mí”. Tiene 27 partidos en la isla con cuatro goles y 1 asistencia.

    “Sé que en la liga hay personas de Italia que están mirando, que analizan jugadores y por eso tengo que dar siempre lo mejor de mí, porque uno nunca sabe cuándo puede verte alguien, a veces sucede que van a ver a un jugador y resulta que les convence otro, yo creo que eso me puede pasar”.Misael está decidido a soñar lo que sea necesario.

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    -¿Y cómo eres como futbolista?
    -Creo que lo mío es nunca rendirme. Me gusta llevarme la pelota, tengo tiro de media distancia. Desde chiquito siempre quería ser el mejor, mi papá me entrenaba y a veces a todos les decía que hacían bien los ejercicios, pero a mí nada, no quería enseñar que tenía favoritismo por mí y pues yo siempre trataba de ser el mejor.

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    -¿Y has pensado en llevar a Cecilia a Malta?
    Le he dicho, pero como que ella no quiere, ella está muy acostumbrada al pueblo, nunca ha salido. Su papá y sus hermanos me la cuidan mucho y eso me gusta. Ella no puede salir sola a cualquier lado, tiene que ir con su hermana o su hermano, son una familia muy religiosa.

    El sueño de Misael no es fácil, está en un torneo que carece de prestigio, dice que el nivel de la Primera División es como el de la Liga Premier (Tercera división de México), pero confía en que puede lograr ir a un equipo mejor. Y luego, tiene a su novia, a quien quiere y con quien muchas veces es difícil tener contacto, pues cuando ella duerme, él está despierto y cuando él se despierta, Cecilia se alista para pasar la noche. “Pero siempre buscamos la forma de mandarnos mensaje, estar presentes”.

    Si los planes de juego de Misael le salen como quiere, quizás su final de cine con Cecilia tendrá que esperar unos años más… pero seguro su amor continuará.

    En ocasiones, el destino es tan incierto que nunca sabes a dónde te va a llevar, pero a veces se encapricha y puede ser a lugares tan remotos como el interior de Colombia, Finlandia o Malta.
    Esta es la historia de cuatro futbolistas mexicanos que militan en clubes extranjeros pero que, a diferencia de Chicharito, Fabián, Raúl, Guardado o Layún, difícilmente acaparan los reflectores.
    Felipe Ponce (23) es mexicano, se gana la vida jugando en el Boyacá Chicó, equipo de media tabla de Colombia. No encontró trabajo, le incumplieron promesas laborales y se dio la oportunidad de migrar.
    Al
<b> </b>menos
<b>, </b>40% de los jugadores de la Liga MX no son mexicanos. “Te la tienes que jugar, gracias a Dios a mí me fue bien, pero sé que no todos tienen la misma suerte”, comenta Felipe.
    Felipe se considera afortunado en el tema de su vida privada: “La ciudad no es muy futbolera, así que puedas ir normal por la calle y no se meten contigo”.
    Esta no es la primera experiencia de Felipe en el extranjero; ya estuvo en España, luego volvió a México y tomó la oportunidad en San Luis y de ahí a Loros de Colima.
    Hiram Mondragón conoció en unas vacaciones familiares a Melanie hace años, ella era extranjera. Luego de fraternizar, se escribían y llamaban por teléfono a menudo para seguir en contacto.
    Tres meses después empezaron una relación a distancia. En ese entonces, Hiram jugaba en Cruz Azul y estudiaba la carrera de mercadotecnia en la UVM.
    “Cuando acabó mi contrato en Cruz Azul pensé qué era lo que quería y decidí irme con ella, a Suiza. Lo platicamos, me la jugué, tuve miedo e incertidumbre, pero lo quería hacer”, confiesa.
    Actualmente juega para el FC Laufen de las divisiones inferiores de Suiza, aunque inicialmente, a su llegada a ese país, fue fichado por el FC Aesch.
    Con el FC Laufen Hiram no sólo juega, además colabora y ayuda en tareas de marketing, con las redes sociales del equipo y da ideas sobre cómo difundir el contenido.
    En 2003 el técnico argentino Humberto Grondona llegó a decir que 
<b> </b>“Alberto
<b> </b>Ramírez es un crack,
<b> </b>un jugador que puede estar en cualquier equipo de Europa”.
    Semanas después llega el Mundial de Finlandia y pasaron seis años para que Alberto volviera allá para jugar por primera vez en la liga de ese país.
    En invierno la situación aquí es difícil porque las temperaturas llegan a menos 25-30 grados centígrados. Hay momentos del año que todo el día está oscuro, a las dos o tres de la tarde ya está oscuro.
    Además, cuando habla de su carrera aparece otra verdad:
<b> </b>“Yo me he sentido más valorado aquí que en México, mi país”. Suele pasar.
    Misael Miranda ama como Pedro Infante o Jorge Negrete. Casi no ve a Cecilia, sólo en invierno y verano, y cuando sale con ella tienen que regresar a su casa antes de las 10 de la noche.
    Ambos son de San Sebastián el Grande, un poblado de Jalisco con 8 mil 500 casas y familias que conservan sus tradiciones. Misael juega en Malta, a 11 mil kilómetros de distancia.
    Misael Miranda juega como mediocampista del Mosta FC en Malta. Su historia está llena de casualidades, pues una vez mientras jugaba en su pueblo un amigo le miró y le dijo que podría ser profesional.
    “Acá en Malta estoy solo, tengo un apartamento, me tratan bien, me ven como un referente, ojalá pueda darles lo que ellos quieren de mí”. Tiene 27 juegos en la isla con cuatro goles y una asistencia.
    Se define como jugador: "Creo que lo mío es nunca rendirme. Me gusta llevarme la pelota, tengo tiro de media distancia. Desde
<b> </b>chiquito siempre quería ser el mejor".

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    En ocasiones, el destino es tan incierto que nunca sabes a dónde te va a llevar, pero a veces se encapricha y puede ser a lugares tan remotos como el interior de Colombia, Finlandia o Malta.
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