Fútbol
Los dos Neymar: el triste que juega por dinero en el PSG y el alegre que disfruta en Brasil
El crack brasileño es infeliz en el París Saint-Germain y no puede esconderlo. En los festejos de sus goles se lo ve muy serio, pero en su selección celebra a pura sonrisa.
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Los rumores sobre la indisposición de Neymar en el París Saint-Germain se ven reflejados en detalles. Por ejemplo, en cómo el brasileño vive el fútbol en el equipo francés, incluso al celebrar sus goles.
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Su llegada al PSG estuvo claramente motivada por ser el fichaje más caro en la historia del fútbol y por la búsqueda por ser el mejor jugador del mundo fuera de la sombra de Messi en Barcelona.
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Sin embargo, en el PSG se encontró con diferencias con el uruguayo Edínson Cavani, un líder natural en el equipo que no reconoció a Neymar de entrada como la máxima figura, algo que chocó.
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Valorado por sus compañeros, la división en el equipo se hizo evidente y eso se notó en la actitud de Neymar, sin que supusiera un desinterés por brillar en la cancha.
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La relación entre Cavani y Neymar se normalizó y, sin necesidad de ser grandes amigos, empezaron a trabajar como profesionales en equipo. Eso sí: siguen lejos de mantener un trato más personal.
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El gran socio de Neymar en el PSG es su compatriota y excompañero en Barcelona, Dani Alves. El lateral derecho busca que el crack tenga el mejor ambiente posible en su equipo.
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Neymar, que ya no podrá ser campeón de Champions League esta temporada, quiere brillar con PSG para alcanzar el Balón de Oro. Ese interés lo sienten los hinchas, que en ocasiones lo han silbado.
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Aún así, es claro que ni siquiera ser el mejor pago en la historia del fútbol, o limar asperezas, hace feliz a Neymar en PSG, por lo que casi desde que llegó hay rumores sobre su salida del club francés.
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Es por eso que el Neymar de París Saint-Germain es un excelente jugador y que por su talento sobresale, pero cuya chispa está muy lejos de la expectativa.
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En cambio, el Neymar de la selección de Brasil parece una persona distinta, más alegre y motivada.
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Incluso sus celebraciones con la selección son más emotivas. No es solo por vestir los colores de su país o que los rivales en ocasiones sean más duros: hay un amor verdadero al equipo.
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Al profesionalismo que muestra en París Saint-Germain se le suma el compromiso que tiene por un país con el que saldó un pedazo de deuda en los Olímpicos, pero al que aún le debe un Mundial.
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La evolución del niño caprichoso al crack entregado la han sentido los hinchas brasileños que comparan a su jugador con otras figuras del pasado, algo que sin duda acoge al delantero.
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Sumado a eso, el ambiente al interior del equipo es de alegría y convicción, luego de una excelente campaña en Conmebol (terminó líder e invicto) y de una racha victoriosa.
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Neymar es el líder de una generación ganadora, cuyo punto de giro fue el título en Río 2016. La confianza se refleja en el buen fútbol y ahí el crack es un ingrediente, sin que cargue todo el peso.
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A diferencia del PSG, su alegría cada vez que juega para Brasil se siente incluso en las celebraciones. La presión existe, pero antes que nada hay un amor por el país que es una motivación colectiva.
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Es tan cómoda la situación para Neymar en Brasil que incluso con sus rivales se vio distensionado en los partidos de Eliminatorias. Con su selección, el jugador es otro.
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Las diferencias entre el amor verdadero y el gusto por el dinero quedan en evidencia entre el Neymar feliz de la selección de Brasil y uno comprometido pero sin alegría en el PSG. Y eso se nota.
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